MultiDiálogos
EL
GATO
(páginas 42- 46)
Pepita
Turina
PTurina—EL
GATO, viviendo, en la cercanía del hombre, es el más
indomable y el más indiferente de los animales. domésticos.
JacquettaHawkes—No
sabemos cómo se realizaron las primeras fases de la
domesticación de cabras, ovejas, vacunos y cerdos
salvajes, y es posible que nunca lleguemos a comprenderlas
bien.
PTurina—Todas
las plantas fueron exteriores y el hombre las transformó
en interiores; los animales fueron todos salvajes
y el hombre domesticó algunos. Los amos humanos domesticaron
primero a los menos fuertes y más dóciles: al buey
le puso yugo, al caballo riendas, al perro collar
y correa. Y el gato domesticado, apenas soporta una
cinta de adorno alrededor del cuello.
Colette—Gato,
monarca, furtivo, majestuoso y sabio. ¿Pueden ser
dignas nuestras manos cargadas de pesadas alhajas
de vuestra majestad blanca y negra de terciopelo y
gemas? Vuestra gracia se arrolla en espiral. Sois
al tacto ardiente como un pájaro. Pero aunque sois
suave como un conejillo, vuestras orejas negras están
plenas de ferocidad cuando os dignáis aferrar con
vuestras patas perentorias algún inesperado juguete.
PTurina—Ocupando
las comodidades de la casa del hombre, el refugio
de la intemperie, el calor del fuego, la blandura
de la alfombra, lo muelle de la cama, se desliga de
ayudarlo en cualquier trabajo.
LogsangRampa—El
que sabe relajarse mejor en el mundo es el gato. Nadie
lo supera en esto.
PTurina—Ajeno
a perder las condiciones de la familia de los félidos,
como el león de la misma familia duerme 17 horas en
su selva, el gato lo iguala en la falsedad de su pereza.
Tanto dormir y no pierde la agilidad de los músculos,
la astucia para acechar al ratón y cogerlo, la eficiencia
de sus dotes de equilibrista arriesgado, con amores
difíciles y bulliciosos en las partes menos transitables
del tejado. Como el tigre, su antepasado, continúa
siendo una fierecilla de ojos relampagueantes, engrifamiento
y garras retráctiles escondidas en un suave pelaje.
G.Guggenberg—Todo
animal es un producto sui géneris de la evolución,
perfecto o imperfecto a su manera, y susceptible de
juicio de acuerdo a sus propias normas. No cabe duda
de que el modo de vivir de cada uno es para él satisfactorio.
PTurina—El
látigo y la cadena no se han podido utilizar para
el gato. A los perros se les pega por castigo, por
enseñanza o porque sí. Los ijares de los caballos
de tiro, muchas veces sangran por la fusta del cochero.
G.Guggenberg—¿Quién
es el hombre para aplicar sus reglas de conducta a
otros seres de la naturaleza?
PTurina—El
gato se afila las zarpas en los brocatos, en las felpas,
en los tapices más espléndidos. Intruso, silencioso,
persigue con la mirada menos amorosa, menos miedosa.
La conducta que el hombre ha hecho variar, domando
a otros, apenas ha rozado al gato. El se aparta o
se acerca a su amo en enfermedad o salud, y no muere
de pena en su desaparecimiento. Ronronea a su lado
en horas de gatuno agrado.
B.Hermann—Los
intentos para descubrir cuáles son los tipos psicológicos
que se sienten atraídos por los gatos han resultado
infructuosos.
PTurina—El
gato está en la magia. Los gatos blancos, grises,
rubios, mezclados, amedrentan menos que los negros.
El gato negro tiene más misterio; el que llega regalado
a nuestro hogar es signo de “buena suerte” y el que
cruza ante nosotros en una calle o un camino trae
“mala suerte”. En primitivas creencias el gato ha
sido quemado como brujas, ha servido de hechizos para
la lluvia, ha sido representante del diablo.
JamesGeorgeFrazer—Un
procedimiento corriente en muchas partes de Java para
provocar la lluvia es bañar a dos gatos, macho y hembra.
En Batavia puede verse aún de cuando en cuando a la
chiquillería llevando un gato con esta intención,
y después que se le ha zambullido en una charca le
dejan marcharse.
PTurina—La
gatofobia ha alcanzado a hombres famosos. “Desde Napoleón
hasta un banquero de Chicago —Rockell Sayre— quien
hizo una campaña para hacerlos desaparecer del mundo.
Desde Shakespeare que en frases de sus obras dice:
“Podría soportarlo todo menos un gato”, hasta Berg,
fundador de la Sociedad Protectora de Animales, que
nació para ayudar a los caballos y al ganado y que
solamente después se amplió a la protección de perros
y gatos. El rechazo y el amor a los animales domésticos
se hace grito de terror ante el ladrido de un perro
o cariño de regalonería y de búsqueda que acepta hasta
las más irrazonables cercanías.
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