MultiDiálogos
EL
OÍDO
(páginas 20 - 24)
Pepita
Turina
PTurina.—EL
OÍDO es el sentido más involuntario. Los párpados
cubren los ojos cuando no se quiere mirar, la distancia
libra del tocar, cerrando la boca nada se gusta, la
nariz es posible dilatarla o contraerla algo para
captar o disminuir los olores. El oído, alerta hasta
en el sueño carece de atenuaciones, de huida. El caballo,
el canario, los animales duermen con el oído despierto.
El perro duerme y cuida la casa, el gato duerme y
acecha al ratón, El oído custodia el sueño.
nKJohordLagemann.—Es
el más alerta de nuestros sentidos
PTurina—Desconectado
integralmente de la voluntad guardián de nuestra
seguridad, es la defensa primitiva que dura todavía
para prevenirnos del peligro. Descubrimos por el sonar.
Con su oído pegado a la tierra el primitivo escuchaba
cascos de caballos, deducía el número de animales
o fieras acercándose o distanciándose. Antes de ver
algo o alguien podemos oírlo y adivinarlo. Un zancudo
que zumba, un moscardón que vuela, un automóvil que
pasa por la calle, un beodo, un niño. Por su “sonar”
sabemos si alguien come, habla, estornuda, ríe, llora
en otra habitación. Podría escribirse la historia
de la adivinación a través de paredes, solamente oyendo
a quienes están al otro lado: si bailan, si discuten,
si se aman, si escriben a máquina, si cantan. La voz
es reveladora de los estados emocionales para los
oídos advertidos. La dicha, el miedo efectúan cambios
de velocidad y tono. Los perros no entienden las palabras,
ni los idiomas: captan las intenciones en las voces.
KarlBühler—El
mundo en que vivimos posee mi aspecto acústico. Ruidos
y sonidos nos rodean; caracterizan circunstancias
y cosas y distinguimos merced a ellos. Para conocer
o adivinar las cosas familiares, no necesitamos mirar,
pues el oído nos instruye acerca de lo que ocurre
a nuestro alrededor.
PTurina—Para
identificar el sonido, saber de qué lado viene, y
otras captaciones, el movimiento de las orejas era
el radar que el hombre actual hizo inútil.
ElsieHix—Aún
tenemos siete músculos conectados con nuestras orejas
que nuestros remotos antepasados podían mover en todas
direcciones.
PTurina—La
forma de vivir ha cambiado la forma de escuchar. Ensordecido
por las máquinas que ha inventado, por las aglomeraciones
urbanas, por el exceso de ruidos y sones que no necesita
identificar, el hombre ha ido perdiendo el oído selectivo.
Las orejas quietas delatan su alejamiento de la naturaleza,
la innecesariedad de las defensas prístinas. Construyó
pitos, sirenas, armas de guerra con estampidos atronadores,
industrias ruidosas y para el siglo XX altavoces amplificadores
de sonidos que sobrepasan los límites de tolerancia
y quiebran el oído, persiguiendo hasta más allá
de lo soportable. Los sonidos demoledores de tímpanos
no son los de la naturaleza. Los oídos que descubrieron
la música del viento y las melodías del trino de las
aves no eran adoradores de la estridencia.
KarlBühler—La
voz humana suspira, silba, retumba en numerosos matices
dosificados de un modo infinitamente sutil.
PTurina—La
riqueza de timbres de su propia voz y los fenómenos
acústicos le hicieron inventar la música.
HenniDelacroix—El
oído humano es obra humana: una conquista del hombre,
como lo prueban la música y la creación de un universo
de sonidos.
PTurina—El
poder de comunicación es el del oído. El amor necesita
la palabra oída; el odio, el insulto oído.
GünterClauser—Yo
he demostrado que el lenguaje depende del oído. Solo
puede repetirse lo que se oyó antes. Las primeras
excitaciones auditivas, que favorecen la evolución
de los órganos de la articulación, se perciben ya
en el vientre de la madre. El hombre nace ciego —¿qué
podría ver antes del nacimiento?—, pero en el tercer
mes de su evolución su oído interior está ya en condiciones
de funcionar. Se ha comprobado que el niño puede distinguir
los latidos del corazón de la madre. “Oye” las palpitaciones,
no como ondas sonoras en el aire, sino como ondas
de presión en el líquido amniótico. En las primeras
semanas es imposible saber si los niños oyen o si
son sordomudos. Los niños que nacen sordos producen
la misma cantidad de manifestaciones sonoras hasta
la octava semana. Arrullan, chasquean, gruñen, chillan.
Sólo después se van silenciando, mientras los niños
de oído normal oyen el ruido del medio ambiente.
PTurina—El
oído es el sentido imitador. Enseña a repetir dando
inteligencia aprendedora. Se pueden dar clases con
profesores que no se ven. La insistencia auditiva
impregna la memoria, induce, modifica, acoso. Aunándose
con los demás sentidos se adapta hasta para sustituirlos.
La afinación del oído de los ciegos suple la visión.
El bastón de los ciegos no sólo indica obstáculos,
también sonidos. Por el oído el no vidente es capaz
de descubrir desde la estatura de una persona hasta
el tamaño de una habitación. Cada objeto le entrega
su sonido y por él su estructura. El oído hace que
tengamos trato. Esta época altamente comunicadora
logra desde distancias increíbles dar comunicación.
Los lunanautas hablaron desde la luna con los habitantes
de la tierra. El oído es acompañador. Muchos que viven
solos escuchan radio para tener la sensación de compañía.
El escuchar extirpa la soledad. El silencio absoluto
produce la más absoluta soledad.
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