Pepita TURINA
o
la vida que nos duele

Juan Antonio Massone

 

Pepita TURINA
o
la vida que nos duele

Jun Antonio Massone

DEL SER Y NO SER DE LA PALABRA

          Eligiendo aspectos de Pepita TURINA que la retrataran, no de cuerpo entero, sino en ciertas actitudes, especialmente literarias, busqué en ellas más luz de realce. Es lo literario traspasado de rasgos humanos, planteando la dualidad literatura-vida con el prestigio de lo auténtico. Lo mítico no tiene cabida. Deseo que quien lea, descubra en las páginas siguientes, la naturaleza de los motivos. Nada hay sobrevalorado, sino reconocible, para identificar a una mujer-escritora. Investigando con dedicación me sería imposible negar los hallazgos, aún en los escritos que, de antemano, la autora consideraba hojarasca que debía hacerse polvo bajo los pasos del avanzar.

           Existe una cifra misteriosa que anuda los extremos de lo que somos con los de nuestros imposibles Aquélla casi siempre busca expresión, como si de ese modo alcanzara una objetividad benigna para quien la porta en torbellino de pesadumbre o en incesante porfía. La cifra anhela nombre, poblar silencio con esos matices graficados de la escritura, porque no podría soportar la continuidad de su abultamiento. La palabra hace nacer una conciencia capaz de auto-generar su propia. semejanza. Lo que somos y no somos cohabitan en la página con esa concordancia de sonido y silencio. Fraternidad de lo lejano y aparentemente discrepante, pero zonas complementarias del íntimo secreto.

          Somos inevitables para nosotros mismos, por ello no podemos escoger otra materia que la brindada por la urgencia de definir nuestras comprensiones y oscuridades. La palabra del hombre mostrará las más de las veces ese esparcimiento que  la desdicha o implenitud acrece en cada uno. El escritor habrá de reconocer en su trabajo la intromisión de sus falencias. Si el Verbo primordial participa de su vida a lo que aún no es: expande, procrea, funda e inaugura; el del hombre busca significar los espacios del vado, los trasuntos del imposible, la insaciedad inherente a lo que es tiempo continuamente en mudanza.

          También el recreador que pretende acercarse a la obra ajena, siente al contacto de ellas, una predilección conjunta: descubrir y ser revelado por el mutuo consentimiento de crecer en y por otro. Pero así corno cada autor confiesa en el lenguaje de la inmensidad del silencio, su personal reconocimiento de la imperfección, así también los que abordamos sus expresiones estamos ciertos de la inmensa duda que puede sostener a nuestros provisorios esfuerzos por comprender lo que aún es parcialidad en la existencia del autor.

          Creo que todo libro debe representar un criterio hacia lo humano. En este caso, los libros de Pepita Turina me han persuadido de un vivir el dolor hasta las más ocultas reservas, porque la vida le duele, porque dolientes nos son sus alardes de no alcanzar nunca la plenitud, porque el hombre requiere de más hondos soportes, de una razón de amor que le sostenga en el padecimiento incluso.

          Prefiero los libros que dicen resueltamente aspectos de lo más permanente del hombre. Advierto en los de Pepita Turina el deseo de conocer la esquivez de la apariencia. Su aporte muestra el valor no de lo actual, sino de lo vigente. Declaro además, consentir más con la imperfección de lo inédito, en vez de la tristísima costumbre de seguir vociferando acerca de lo que todos saben.


Del ser y no ser de la: palabra - Las verdades ocultas - Cuentos- Lo que no pudo ser - La niña que quiso ir al horizonte - No hay para que soñar - El hombre se acuerda del niño - La ciudad llama - Una mañana - Cuando ella volvió - Seis cuentos de escritores chilenos-yugoslavos - La mujer que no quiso ver el Sol - El árbol de piedrarosa - Los caballos que cambiaron de color - Novela: Un drama de almas - Zona íntima: la soltería - La vida que nos duele - Ensayos: Walt Whitman,cotidiano y eterno - Sombras y entresombras de la poesía chilena actual - MultiDiálogos - ¿Quién soy? - Referencias críticas sobre las obras de Pepita Turina

 



 

© Karen P. Müller Turina