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Pepita Turina

Recuerdos de mi padre [Hermelo Arabena] — ¿Ha almorzado la gente? [Baltazar Castro] — El último mar del mundo [Nicolás Mihovilovic] — Para nacer he nacido [Pablo Neruda].

Revista NuevAurora (Auspiciada por el Círculo de Periodistas de Santiago) Año II, Nº 12, Santiago de Chile, mayo 1979, pp. 30-31.

 

RECUERDOS DE MI PADRE

                    EL MUNDO PEQUEÑO de un habitante de pequeños pueblos (La Ligua, San Felipe, en las primeras décadas de este siglo), da la grata sensación de que es escritor, ya adulto, que los recuerda, los siente, los ha sentido como algo sorprendente (Editado por Nascimento).

           No sólo el padre aparece en las primeras y siguientes impresiones de la infancia de Hermelo Arabena Williams, sino los amigos, las profesoras, los sirvientes, las visitas, los personajes y las cosas; los muebles, los objetos, los regalos y hasta el repugnante disgusto de tener que tragar el purgante de la época: el aceite de ricino.

          Son recuerdos emotivos, bondadosos y esmerados. Las primeras 79 páginas pertenecen a las rememoraciones del autor. Las restantes corresponden a una antología de los textos literarios del padre, tanto formales como chistosos. Y el hijo ha puesto dedicación en dar a conocer poesías, artículos periodísticos, pensamientos de su progenitor.

          Libro de lenguaje despejado, entre otros méritos, sólo por el amor filial que representa merece una reverencia.

          Hasta las disposiciones torturantes que "los grandes" decretaban para los niños, con esa dictadura absoluta en que no había otro recurso que obedecer, aparecen aquí en el claroscuro del tiempo, como el amable que provoca sonrisas. Al recobrar los recuerdos. Hermelo Arabena Williams cuenta deliciosamente cómo el padre lo amarraba, a un de las patas de su escritorio, para que se mantuviera tranquilo a su lado. Y lo consideraba "un bondadoso censor". Las reprimendas y los sustos que se inculcaban a los niños, las frases proverbiales para educar, los obligados estudios de piano de las niñas, las lágrimas que se lloraban por las dos cuadra que parecían inacabables para llegar al colegio, los contactos con la religión católica, en que había que cumplir con procesiones y ceremonias, en fin. Los detalles ambientales son de primera. Hay mezcla de historia política, social, religiosa, mundana. El pasado embellecido por el tiempo que lo pulió como un esmeril, alisando las aristas, es el que evoca Hermelo Arabena Williams. Son páginas de un escritor que trabajó su pasado en el oro fino del lenguaje y con el amor entrañable por su padre.

           

¿HA ALMORZADO LA GENTE?

          BALTAZAR CASTRO no necesita de presentación alguna, dice la Editorial del Pacífico, que ha lanzado el libro a esos lectores ansiosos de regocijarse con estas crónicas cautivadoras que, aparte de su brevedad, manifiestan otros aspectos positivos. Conjugando descripciones realistas, don Balta, como le dicen sus amigos y conocidos, es dueño de una adecuada perspicacia estilística, que lo caracteriza.

               No hay que seleccionar nada, aunque el autor, al comienzo, nos prepara diciendo que hay malezas y ripios. Bien puede que los haya. No se encuentran, porque están perdidos entre tantos aciertos y revestidos de tanta gracia que, como la zarzamora, que es maleza, ofrece conocimiento de su fruto, la más exquisita mermelada.

               El autor describe la peculiaridad de un constructor de ataúdes, que había resulto hacerlos todos del mismo tamaño, y cuando le toco una finada mucho más pequeña, le desapareció en el ataúd- En asuntos de cocina, se capta cómo bien conoce las especialidades criollas. Al referirse a su infancia escolar, dibuja de cuerpo entero la figura del profesor de Ciencias, a quien le apodaba "El Flauta", con tan vivos contornos, que no se concibe que se le pudiera sobrenombrar de otra manera. Y al tocar la política, los tijeretazos son de una sutileza tal, que solamente los lectores avisados reparan en los cortes que ponen flecos a la tela más entera.

          Los nombres de las personas son una gloria: Valericio - de el que dio a la vaca Valericia -, Enésforo Telésforo, Indalicio, Ceferino, Atilio, Emelino.

               Las palabrotas tan justas y bien ubicadas que forman parte de los relatos, demuestran que sin ellas no sería veraz. Las palabrotas no se endilgan porque sí; forman parte importante del lenguaje. Las obscenidades igualmente.

               Tampoco faltan reflexiones atinadas. He aquí una muestra:

"Dedicar energías a desandar el tiempo ido es parecido a ir con un tarro de engrudo en otoño, tratando de pegar al tronquerío las hojas que las ventoleras desparramaron por caminos y potreros. ¿Para qué? Mejor sería fijar la atención en las raíces".

               Libro chilenísimo. En que los temas económicos, gastronómicos, laborales, políticos, íntimos y sociales, principalmente del campo, verdean como el mejor de los pastos.

          Baltazar Castro se llama Baltazar con zeta, como los Reyes Magos y es un chilenazo mago, que en su conversación, como en sus escritos, encumbra el lenguaje hasta lo más certero y ameno.

 

EL ÚLTIMO MAR DEL MUNDO

          NICOLÁS MIHOVILOVIC, por sobre tantas clases de los mares que bañan la prolongada costa de Chile (mares plácidos  y borrascosos, nortinos y sureños), ama el mar de su región: Magallanes. Dice, en palabras que comienzo: "Nací cerca del mar. A trescientos metros de mi cuna rompían las mareas bajas; las altas inundaban el patio de la casa. Viví 40 años mirando el mar".

           En una goleta que parte de Punta Arenas, viajan 19 hombres y en ella, junto con los vaivenes del barco-barquichuelo, se entretejen las peripecias inherentes a esa clase de aventuras.

           Entre embarques y desembarques, el novelista describe exactamente el bravo mar del extremo sur de Chile, "Donde las tormentas se persiguen unas a otras eternamente" y los hombres que allí se retratan muestras las razones y las sin razones que llevaron a yugoslavos, italianos, portugueses, y de diferentes nacionalidades, en busca de lo que no tenían. ¿ansias de riqueza? ¿huida de algo?

           La preponderancia de ese mar difícil, helado, esta descrita con fruición: las borrascas, las lluvias, las neviscas y las nevadas, los vientos huracanados, junto a él la manera de ser de los hombres que navegan en esa goleta, para llegar por fin a donde iban, y volver, no tan ricos como para realizar grandes anhelos y cambiar, pero ya decididos a insertarse para siempre en la ciudad de Punta Arenas.

           Con pluma apasionada y veraz amor por la región, Mihovilovic vértebra su acción novelesca. Y el mar-testimonio le ayuda en su tarea prestándole el rigor del clima, las circunstancias auténticas que desde niño le tocó auscultar.

           La narrativa magallánica se enriquece  más con el aporte de este libro, editado por Zig-Zag. Al ritmo del lenguaje resulta fácil comprender cómo el autor ha manejado su material, para dar realce a lo que quiere. En el ámbito de sus experiencias, el placer de contar se refleja en cada detalle. Aunque podría ser un libro dramático, no lo es. Quien lo ha escrito no es un hombre de mente torturada.

 

PARA NACER HE NACIDO

           DESDE EL COMIENZO Pablo Neruda fue un buen escritor. Y la inmadurez como la madurez le otorgaron el don inapreciable de su decir, hecho de magia y poder "Sin mirar hacia ninguna dirección, libremente, inconteniblemente, se me soltaron los poemas".

           De esta corriente no detenida sino por la muerte, de los rincones, de los olvidados, del gusto añejo de escritos en prosa, publicados en años distantes han extraído los recopiladores este sabor a Neruda.

           El libro se divide en siete cuadernos. Es muy temprano. Imagen viajera. Fuego de la amistad, Navegar en el humo, Reflexiones desde Isla Negra. Lucha por la justicia, Pablo Neruda habla. En el Fuego de la Amistad repuntan los amigos, algunos porque tuvo a montones tanto como importantes como deleznables amigos.

           Por el don de la escritura, se trata de acercarnos a un Pablo Neruda hombre: la amistad tiene exaltación literaria, los odios se revelan atenuados y justificados, los desamores no cuentan y tantas otras actitudes bastantes contradictorias no se insinúan. La depuración hace que para editar estas páginas se haya escogido el anverso de una vida y no el reverso. Aquí hallaremos lo que su viuda y el recopilador quieren.


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© Karen P. Müller Turina