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Pepita
Turina
WALT
WHITMAN, POETA DE INTERROGACIÓN.
Diario
El Mercurio, Santiago de Chile, domingo, 6 de junio de 1976 p. V,
Cuarto Cuerpo
Walt
Whitman, que vivió una vida que bien podríamos llamar "poco
interesante", sin viajes, ni aventuras, descendiente de una
familia de cuáqueros, amante de la vida sobria, bien dispuesto a
no encontrar atractivo en el alcohol, en las fiestas, nada afecto
a los lujos, sin ambiciones ni apasionamiento políticos, fue un
vagabundo feliz, que engrandeció el pasar de sus días con la magnificencia
de sus versos.
La
desdichas han estado mayor número de volúmenes literarios a grandes
inmortales escritores. Para Whitman las desdichas poco cuentan.
Solo el alborozo de su felicidad resplandece en sus poemas. Y las
preguntas. Porque Walt Whitman es un eterno asombrado. Y el asombro
formo parte de su dicha de vivir. Una locomotora le basta para que
irrumpan frases de admiración. Y el asombro es una pregunta en suspenso,
porque es lo inicial del conocimiento.
El
hombre empezó a crecer desde que hizo su primera pregunta. El hombre
es el único ser que pregunta a los demás, que se interroga a sí
mismo, y por ello ha aprendido más que nadie. La pregunta es curiosidad,
es pedir respuesta. La pregunta proclama al mundo introspectivo
del interés. Por qué, por qué, por qué. No es solamente el niño
el que pregunta, el que tiene ese derecho. Ser hombre es no terminar
de preguntas jamás. Nunca nadie ha llegado a ese reposo: al de dar
o darse la respuesta integral. Habría dejado de existir la filosofía
que es más preguntas que respuestas. Claude Levi Strauss ha expresado:
"El sabio no es hombre que suministra las respuestas verdaderas:
es el que plantea las verdaderas preguntas".
Whitman,
en uno de sus poemas dice: Un niño me dijo: ¿que es
la hierba?, mostrándome las dos manos llenas. ¿qué
podía responder yo al niño? Yo no sé, como él, qué
es la hierba.
Las
páginas del libro "Hojas de hierba" están llenas de interrogaciones.
Se podría hacer otro solo de poemas que contienen versos interrogaciones.
En ellos se encuentran preguntas "con" respuestas, preguntas
"sin" respuesta y respuestas en pregunta:
¿Quién
es que ha ido más lejos? Porque yo quiero ir más lejos.
¿Y
quién es el que ha sido más justo? Porque yo quiero ser el hombre
más justo de la tierra.
¿Y
quién es el que ha sido más prudente? Porque yo quiero ser más prudente.
¿
Y quién ha sido el más feliz? ¡Oh! Creo que soy yo. Creo que no
existe nadie más feliz que yo.
Fragmento
de EXCELSIOR.
¿Nada
véis más allá de más allá de esta fachada, de esta
manera mía dulce y tolerante?
¿Os
suponéis a punto de avanzar por un seguro terreno hacía un hombre
auténtico heroico?
¿No
tenéis la sospecha, oh soñador, que todo esto pueda ser ilusión
tan sólo?
Fragmento
de ¿SOIS LA NUEVA PERSONA ATRAÍDA POR MÍ?
¿Creías
que me bastarían mil hectáreas de tierra?
¿Creías
que toda la tierra era demasiado?
¿Para
que habéis aprendido a leer si no sabéis interpretar todavía el
sentido de mis poemas?
Fragmento
de CANTO A MÍ MISMO.
Walt
Whitman hace cientos de preguntas en sus poemas. No sabemos cuántas
otras pudo haberse hecho silenciosamente, sin escribirlas, porque
cuanto las preguntas son silenciosas entran en la categoría del
cavilar. Y, seguramente, Whitman cavilo mucho.
Los
poderes del conocimiento plantean las interrogaciones, la duda,
la inquietud que pide respuesta, que la espera, sabiendo al mismo
tiempo que lo más grande, lo más inmenso, tiene por respuesta el
silencio.
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