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Pepita
Turina
JULIO
ANTONIO VÁSQUEZ CONCEDE EL PRIMER REPORTAJE DE SU VIDA.
Diario
La Nación, Santiago de Chile, domingo, 11 de agosto de 1940.
Durante
un momento me detengo frente a la puerta del taller del escultor
Julio Antonio Vásquez ¿Me recibirá, no me recibirá? Se le sabe hermético:
Jamás ha concedido entrevistas. Es llegado el tiempo de que conceda
alguna. Esta. Debe tener mucho que decir quien nunca se ha prodigado.
Y ¿cómo será físicamente? No se le ve por ninguna parte. Solo los
que pueblan y deambulan por el Palacio de Bellas Artes se encuentran
con su diaria presencia. Ha recorrido Francia, Italia, Bélgica,
España, Inglaterra, Alemania. Ha obtenido una enorme cantidad de
premios honoríficos. Solamente por medio de sus esculturas se ha
expuesto al público.
Transcurridos
algunos minutos me encuentro sentada frente a un hombre alto, delgado,
con un par de ojos fijos y calmos, con un aspecto total de seriedad
y concentración, que fuma pipa, en silencio, y escudriña mis intenciones
periodísticas.
Él
permanece silencioso y yo lanzo preguntas a granel. ¿Cómo arrancarle
sus emociones, sus juicios? ¿Cómo hacerlo dadivoso de palabras?
Todo lo que vale debe brillar. Cuando dentro de cualquier obra colectiva,
no es posible negarse a la publicidad, ya que publicidad es una
evidencia de la época. Cristo anduvo entre la multitud, le habló,
hizo visitas. Si el periodismo hubiera existido, habría sido entrevistado.
No hay labor, por ínfima que sea, por máxima que sea, que no pertenezca
a la humanidad. María Curie era enemiga de exponerse al público,
pero a los 55 años, después de su viaje a Estados Unidos, comprendió
que aparte de ser inevitable, era necesario.
El
escultor chileno Julio Antonio Vázquez se decide a hablar:
—El
estudio reclama la soledad como un imperativo imprescindible. No
sé si el artista necesita mayor volumen de soledad y retraimiento
que el hombre de ciencia. Eso, en cuanto a la labor que uno desarrolla
respecto a su vocación. La sociabilidad es un factor humano; la
sociabilidad que no es la vida social que encierra tanto de frivolidad
y pérdida de tiempo. Lo que no concibo es al artista creador haciendo
vida de sociedad. Tampoco lo concibo recluido en su capullo, bajo
ciertos aspectos complejos del destino del hombre. Para el escritor,
para el novelista, los salones pueden servirle de fuentes de documentación.
La posición del que va a crear, en este caso puede hacer un magnifico
papel espectador. En las apariencias de la vida mundana un escritor
encuentra tema, un plástico no; menos un escultor.
Preside
este pensamiento expresado, una figura monumental, envuelta en lienzos
húmedos.
—¿Su
trabajo actual?
—Si
representa la diosa de la cosecha.
—¿Está
destinado a algo?
—No
tiene destino. No sé si el destino sea destrozarla, como ocurre
en la mayor de los casos. El placer es el estudio, es la gestación.
Mi verdadera complacencia reside en el trabajo: no en la realización.
Pasión y amor es el estudio. Horror, su finalidad. Nunca deja de
producirse la decepción. El concepto está antes. El concepto se
antepone y pesa más. En este casa se trata de un estudio dentro
de esta dimensión (monumental). Mi tendencia es mucho más ínfima
y no exige esa magnitud.
—¿Se
puede asegurar que en un artista es el preferido el arte que ejerce?
—La
música es mi predilección.
—¿Y
por qué, entonces, es escultor?
—Mi
primera inclinación fué por la música. Más cerca de
mi sentimiento está la música y más cerca de mi cerebro,
la escultura. Bach es el gran escultor de la música.
—¿Entre
los monumentos que se encuentran en las calles y plaza de Santiago,
puedo preguntarle a cual admira?
—¿Admirar?
Todos son detestables. Debían ser refundidos para aprovechar esa
materia en otra cosa más útil. Dése cuenta que en un monumento el
personaje es lo de menos importante. La característica principal
deber ser la obra de un personaje y eso es lo que deber representar.
Otro problema es la ubicación. No faltan nunca hombres de buena
voluntad, con criterio mezquino, que creen que un monumento se puede
ubicar en cualquier parte. Los monumentos, no son artefactos de
llegar y poner en cualquier parte. Desde luego es necesario que
alguna vez tome la directiva alguna entidad responsable, y que esta
materia, que es de tanta entidad no se siga dejando al arbitrio
de personas de buena voluntad, que eso no basta.
—Y
asisten aquí bastantes alumnos para aprender o perfección este arte
de jugar con la forma a base del conocimiento de la ciencia de los
volúmenes?
—Hay
bastantes. Y lo curioso es que la mayor parte pertenece al sexo
femenino. Durante los 15 años que soy profesor, se repite una característica,
el entusiasmo temporal. Al principio, afluencia enorme de alumnos.
En ese conglomerado existen elementos que tienen condiciones sobresalientes,
pero de voluntad débil, faltos de perseverancia, de cariño, de comprensión,
Pronto se decepcionan porque no consiguen el resultado esperado.
Al ver una obra de un artista en su cenit, se maravilla con la obra,
con el resultado. ¿Acaso ignoran que ese producto obedece a una
labor de muchos años de estudio? No se compenetran de cuánto esfuerzo
oculto sostienen los resultados encomiables.
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