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Pepita
Turina
“LA
DESTERRADA EN SU PATRIA”
De
Roque Esteban Scarpa. Editorial Nascimento.
Revista
Atenea Nº 436, Universidad de Concepción, Concepción, Chile segundo
semestre, 1977 pp. 320-321
Los
estudiosos de Gabriela Mistral tienen aquí recursos de primera mano
para integrar conocimientos.
Esa
etapa magallánica de apenas dos años (1918-1920), donde nace DESOLACION,
el primer libro de Gabriela, es en verdad un período de suma trascendencia
para la creación poética que se despliega en ámbitos insospechados.
Cómo y por qué se escribió la primera Canción de Cuna, cómo y por
qué ese panorama desolado de la Patagonia instigó la denominación
del primer libro. Muchos cómos y por qués se develan bajo la mirada
atenta y perseguidora de quien sabe investigar, de quien hurga con
decisión y talento en una vida que le interesa sobremanera y en
una latitud de la tierra que el autor ama —su Magallanes natal—
y que Gabriela Mistral no olvida en su existencia futura de viajes
y mudanzas.
Gabriela
Mistral nace dos veces: en su origen nortino y en la dimensión inconmensurable
del paisaje magallánico, que fue su segunda matriz.
Adentrándose
en los dos libros de Roque Esteban Scarpa —UNA MUJER NADA DE TONTA
y LA DESTERRADA EN SU PATRIA—, no es difícil darse cuenta de la
talla de Gabriela Mistral. Si hasta ahora —con premio Nobel y todo—
podía caber alguna duda, ya no cabe ninguna de que en Chile no hay
otra mujer que escribiendo versos alcance tal esplendor. Gabriela
Mistral no produjo en forma fácil, ni su voz fue esporádica y pequeña,
ni siquiera en el descenso de los poemas menores, como el tan divulgado
“Piecitos de niño...”
Scarpa
no ha hecho libros ditirámbicos, en que los adjetivos saltan como
voladores de luces que nada dicen, o que mucho mienten. Aquí es
posible seguir el fatigoso y largo trabajo de una mujer que, incansablemente,
cinceló en yunque de hierro sus escritos; los martilló en ardor
y en frío. Fue poeta a toda hora y su labor creció y se buriló en
lo que decía, en lo que necesitaba decir y en cómo quería decirlo.
Escribiendo con pluma o lápiz, en cuadernos escolares, en libretas,
altera el orden de las estrofas, tarja, borra, desecha, agrega,
cambia, perfecciona. Scarpa analiza las inacabables versiones de
un poema, la persecución de las palabras justas, la agonía de perseguirse
a sí misma. Y que, a pesar de la elección definitiva y las
glorificaciones posteriores, lo que Gabriela Mistral se planteó
el 9 de febrero de 1920 en Magallanes, con su peculiar dramatismo,
es la diferencia entre la vida —que es plenitud— y la expresión
que es sólo su sombra. Pues lo más esencial permanece intacto, como
si no hubiera tenido voz y las palabras se hubieran referido a cosas
accidentales.
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