Josefa Turina era su nombre, y le venía, por la pasión
que ponía en sus opiniones y pensamientos; sin embargo
se firmaba Pepita, tal vez su sobrenombre de niña,
la menor de doce hermanos, siete de ellos mujeres. Creció
en el sur, en Magallanes primero, en Valdivia después;
quizás el Pepita le recordaría su infancia,
lo que no significa mundo maravilloso; a pesar de los numerosos
hermanos y del cariñoso sobrenombre, confiesa haberse
sentido siempre desamparada, sola, sus hermanas mujeres
bastante mayores que ella. Talvez su primer marido jugaría
con este nombre infantil que se presta a expresiones tiernas.
El amor de un marido joven y apuesto como fue el poeta Miguel
Gómez Herrera, que murió a los tres años
de casados, dejó en ella un rastro para siempre.
La muerte del ser amado, que se convirtió por un
tiempo en su raíz, afincó en ella la inseguridad
de su niñez y aumentó el miedo a las torpes
reacciones de los seres humanos adultos. El miedo
y la inseguridad han superado en mí todas las emociones.
Y por eso no pude ni puedo ser alegre. (...) La
felicidad, la alegría vienen y se posan en un resquicio
de nosotros. Carezco de ese resquicio. El entretejido de
mi alma y de mi cuerpo es de tan tupida composición,
que cada suceder viene hacia mí en un choque estremecedor.
Nada puede invadirme sin golpear. (¿Quién
es Quién en las letras chilenas?)
Entre sus primeros estudios están cursos de piano
en el Conservatorio de Valdivia, dando más adelante
conciertos. Ella puso seriedad en todo lo que realizó,
como haría más tarde en sus numerosas actividades
literarias y educativas.
Pepita perteneció a la IBBY (Organización
Internacional para el Libro Juvenil) desde su fundación
en 1964, por invitación especial de la escritora
Marcela Paz, (Ester Huneeus Salas, Premio Nacional de Literatura),
fundadora de la Sección Chilena en enero de 1964.
Pepita fue secretaria de lujo de la Sección Chilena
desde el comienzo hasta 1970; más tarde continuó
siendo miembro del directorio, como corresponsal del órgano
oficial de la IBBY con sede en Suiza, el BOOKBIRD, que aparecía
cuatro veces al año con noticias y trabajos de todas
las secciones de los países miembros.
En 1966 representó a la Sección Chilena en
el X Congreso de la IBBY, con el tema El nacimiento
del libro infantil que más tarde fue publicado
en el BOOKBIRD.
Pepita tenía una amplia experiencia como secretaria
de la Escuela de Educadoras de Párvulos y del Boletín
Federico Froebel. Sus conocimientos con todo lo relacionado
a Jardines de Infantes y Educación Parvularia, y
su experiencia como escritora y conferencista, así
como su desempeño durante doce años como Catalogadora
de la Biblioteca Central de la Universidad de Chile, eran
méritos más que suficientes para atraer la
atención de Ester Huneeus, y nombrarla entre los
ocho primeros miembros de la Sección Chilena de IBBY.
Sin embargo ella siempre negó decididamente ser escritora
de literatura infantil; consideraba que la mayoría
de los libros para niños eran ñoñerías
de adultos que ignoraban la capacidad de los pequeños
y su rápida y certera percepción del mundo
en que crecían. Su franqueza en este punto no era
hiriente, porque siempre propició la buena literatura
para niños; al aclararlo, no hacía más
que afirmar su verdad: ella era una intelectual que expresaba
sus ideas y opiniones en novelas y variados ensayos, los
principales de éstos, Sombras y entresombras de la
poesía chilena (sobre siete poetas chilenos. Ed.
Barlovento, Stgo. de Chile, 1952.); dos tomos de MultiDiálogos,
original forma de intercambiar ideas con famosos pensadores
de todos los tiempos. Otro ensayo que se destacó
entre sus obras fue Pepita Turina analiza la obra
de Walt Whitman, poeta, tipógrafo y carpintero.
Publicado en 1942, alcanzó diez ediciones.
Es importante destacar lo que perseguía con sus MultiDiálogos,
citando sus propias palabras, que revelan su manera de ser
y de pensar: La estructura de los Multidiálogos
podría definirse como poca literatura y mucho pensamiento.
Acosada por reflexiones y lecturas decantadas, esgrimo en
forma recurrente diversidad de conceptos. Fabrico los diálogos
silenciosos, vastos y ricos, donde no estorban los posibles
desagrados físicos. Atraigo hacia mí, libremente,
a personas hace tiempo desaparecidas y a tantas existentes
con las cuales jamás me encontraré, más
que a otras con quienes he dialogado en forma directa.
(¿Quién es Quién en las letras
chilenas?)
Sus cursos dictados a parvularias y un sinnúmero
de charlas, su participación en foros y mesas redondas,
sus críticas sobre literatura, música, teatro,
etc. y los artículos en revistas y diarios dan cuenta
de su incansable actividad, demostración de una mente
inquisitiva y clara que buscaba expresarse y hallar interlocutores
válidos.
Tal vez sus cuentos navideños podrían considerarse
escritos para niños. En ellos aparecen personajes
curiosos y hechos que tocan de manera tangencial la Navidad.
En su cuento EL ARBOL DE PIEDRAROSA relata la
experiencia de un tallador chilote de belenes en madera,
el que encuentra a la orilla del mar una extraña
rama de hermosos colores rosados. Al pretender tallarla,
se doblan sus herramientas y comprende que se trata de una
especie de piedra. A raíz de un temporal, un rayo
parte la rama en mil flores rosadas que flotan hacia lejanas
islas, donde los niños las recogen para adornar sus
nacimientos. La breve narración LA NIÑA
PELIRROJA encierra mayor complejidad. Es de notar
que los personajes de sus cuentos no tienen nombre propio,
son sencillamente niño y niña. Después
de ver el ballet COPPELIA, el niño de
la historia se puso a dibujar copiando del álbum
de figuras variadas que su madre había dibujado.
Con ellos creó sus propios amigos, los mejores, porque
tenían las características elegidas por él.
Un día se le ocurrió dibujar a una niña
pelirroja pintándola en una hoja más grande,
imaginando una posible novia. La clavó en la pared
para mirarla en las noches desde su cama. Pensó que
quizá cobrara vida, como lo hacen algunos sueños,
el de Colón al descubrir América, o como los
libros donde los escritores plasman lo que imaginan. No
se extraña cuando llega una nueva vecina ¡pelirroja!
Al llegar Navidad intercambian regalos. Al acercarse al
pesebre, el niño confiesa que no cree en el Niño-Dios,
que le parece una leyenda. La niña sufre un desencanto,
porque ella sí cree y se van distanciando desde ese
momento. Plantear un asunto de fe es raro en un cuento de
Navidad, sobre todo cuando el personaje que no cree es un
niño de nueve años.
Fuera de los cuatro cuentos navideños, Pepita sólo
escribió para adultos.
Entre los interesantes temas que desarrolló sobre
la infancia, están los trabajos siguientes:
1950.-
Viaje a Argentina y Uruguay, Comisionada por la Universidad
de Chile para intercambiar información sobre Escuelas
de Párvulos y Jardines de Infantes.
1968.-
Realidad e irrealidad en la vida del niño, curso
dictado en la Universidad de Chile, sede Chillán.
1972.-
La poesía infantil en la educación, simposium
internacional organizado por el Instituto de Estética
de la Universidad Católica de Chile. Este trabajo
fue traducido al inglés y publicado en el Bookbird
en 1973.
En 1978 con Pepita Turina hicimos un trabajo en colaboración
para las JORNADAS DE EL LIBRO Y LA CULTURA, organizadas
por varias entidades, entre ellas el Ministerio de Educación,
Universidad Católica, Universidad de Chile, Universidad
Técnica del Estado, Dirección General de Archivos
y Museos, y la coordinación general de la Vicerectoría
de Comunicaciones de la Universidad Católica y con
el patrocinio de la Academia Chilena de la Lengua, la Sociedad
de Escritores, Pen Club, Colegio de Profesores, etc. Estas
jornadas tenían por finalidad estudiar lo que se
llamó el apagón cultural de Chile,
analizar a qué se debía que los chilenos,
en su gran mayoría, no se interesaran por leer. Entre
los temas nos invitaron a Pepita y a mí, a desarrollar
Libros y autores chilenos de literatura infantil.
Pepita tenía una completa bibliografía de
obras de escritores de literatura para niños, por
lo que su ayuda fue inapreciable. Cito lo que dice Pepita
en su tema sobre poesía para niños: La
palabra infantil ha sido procesada. Significa algo así
como inconsistente, ingenuo, mediocre, pequeño. Es
decir, más pequeño que el niño mismo.
Los libros para niños no deben ser pueriles ni moralizantes
ni llenos de diminutivos. (...) Escribir para
niños no es fácil ni difícil. Simplemente
es. Los autores pueden tener múltiples razones para
hacerlo (necesidad creadora, pasatiempo, interés
por la infancia) o aquella intimidad que mantiene vívidos
los recuerdos de la primera edad, rememorándolos
como un tiempo mágico. (Publicación
de las JORNADAS DEL LIBRO Y LA LECTURA editado por la Ed.
Universitaria en noviembre de 1978).
Durante toda su vida dio charlas y clases abarcando aspectos
del comportamiento infantil. En el Departamento de Extensión
de la Universidad de Chile la charla titulada Mirada
a los niños de Europa, auspiciada por el Centro
Federico Froebel, fue ilustrada con diapositivas tomadas
por Pepita Turina sobre juegos, quehaceres y entretenciones
de los niños chilenos y europeos.
Pepita
colaboró junto a su segundo marido, Oreste Plath
(seudónimo de César Octavio Müller Leiva)
en dirigir una memoria de grado de cinco estudiantes de
Educación Parvularia sobre siete escritoras pertenecientes
a la Sección Chilena de IBBY: Marcela Paz, Chela
Reyes, Maité Allamand, María Silva Ossa, Mónica
Echeverría, Lucía Gevert y Alicia Morel.
Desempeñó una labor selectiva y de jurado,
en la Organización Amigos del Libro, en que se invitó
a una gama de autores a dar una charla, especie de autobiografía,
contando cómo habían descubierto su vocación
de escritores. Más tarde la antigua Editorial Nascimento
publicó estas biografías en formato pequeño,
de la colección que se tituló ¿Quién
es Quién en las letras chilenas? En ella se incluyeron
nombres de poetas, novelistas y ensayistas, sin que faltaran
los de literatura para niños. Pepita tenía
el don de un refinado sentido crítico, cultivado
por su permanente interés hacia la literatura y por
los cargos que desempeñó; estos la ligaron
a una preocupación por todo lo que atañía
al niño. Sin embargo, advierte que en sus MultiDiálogos
no hay crítica, sino análisis de los variados
temas que aborda: Los sentidos, El reloj, El dinero, El
gato, El futuro, El pasado, Dios, El Yo, La cama, Los números,
El Amor, La mujer, Los ojos de los niños, Las historietas,
etc. Vale la pena citar un pequeño párrafo
de su multidiálogo sobre la mujer: ...Nada
me irrita oír: escribe como mujer. ¿Por qué
me he de indignar que se transparente mi femineidad? Podría
indignarme por lo contrario.
Lo que más echó de menos en su vida fue tener
interlocutores válidos, a la altura de sus creencias
e inquietudes. En sus últimos años sintió
la soledad y el aislamiento que entonces pesaba más
que hoy sobre las mujeres intelectuales, sobre todo cuando
llegaban a una edad mayor, en la que brillaba su experiencia.
En el ¿Quién es Quién en las letras
chilenas? expresa con agresiva franqueza su falta de esperanza
y fe en lograr una comunicación con sus congéneres.

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