MultiDiálogo sobre el matrimonio, la familia y sus prismas

Pepita Turina

LAS RESQUEBRAJADURAS DEL MATRIMONIO

PTurina.—LAS RESQUEBRAJADURAS DEL MATRIMONIO antes no se veían porque no se mostraban. Quien mostró hace siglos hendiduras proclives al crimen fue el rey de Inglaterra Enrique VIII, que además de casarse seis veces hizo decapitar a dos de sus esposas, y la primera vez que quiso divorciarse rompió con la iglesia católica .que no lo permitía y estableció el anglicanismo. Los repudios matrimoniales que la historia muestra, hacen ver que los poderosos se divorciaban antes que hubiera leyes de divorcio. La gente común, y anónima, era la que soportaba el matrimonio para toda la vida. Aunque parezca inverosímil, este siglo es más moral que los anteriores, al menos lo es en la jerarquía de los reyes y gobernantes. Detengámonos en Gran Bretaña, Holanda, Bélgica, España, Suecia y Noruega, Estados Unidos, Brasil y los países hispanoamericanos, aparte de muchos más que sería letanía nombrarlos. Francia, donde reinaron la favorita del rey Luis XV, Madame de Pompadour, y la cortesana Du Barry, donde la corrupción sexual era manifiesta, no se compara con las familias respetables de los presidentes de estos últimos años. Entre ellos, Charles de Gaulle consideraba que un Jefe de Estado no puede ser servido por gente divorciada, y se deshizo de todo ese personal; y el socialista François Miterrand, que gobierna ahora, es un buen esposo y un mejor padre de familia. Disposiciones muy especiales, para nosotros inconcebibles, respecto al matrimonio y el divorcio, se entregan en Irán.

AyatollahKhomeine.—La mujer puede pertenecer legalmente al hombre en dos formas: el matrimonio continuo o temporal. En el primer caso no hará falta precisar la duración. En el segundo deberá indicarse que se trata del período de una hora, un mes, un año o más. Es muy recomendable intentar casar lo antes posible a la propia hija. Una de las mayores felicidades del hombre consiste en que su hija no tenga la primera regla en la casa paterna sino en la del marido... El hombre que haya tenido relaciones sexuales con su mujer después de su última menstruación, deberá esperar a la siguiente para poder divorciarse. Sin embargo, puede divorciarse si su mujer no tiene los nueve años cumplidos, está embarazada o es menopáusica.

PTurina.—Si esto pertenece a extrañas disposiciones árabes que se insertan en unas páginas del libro "Principios políticos, filosóficos, sociales y religiosos”, el mundo occidental también tiene sus curiosidades. Un diseñador de joyas; en Londres, lanzó en 1976 el “anillo de divorcio”. Es de oro y brillantes y está roto por la mitad, lo que simboliza un matrimonio interrumpido por el divorcio. La breve duración de los matrimonios ha inducido a un hotel de las Cataratas del Niágara, donde miles de recién casados acostumbran a pasar su Luna de Miel, a redactar el siguiente letrero: "Pase su segunda Luna de Miel" aquí el próximo año. "Veinte por ciento de descuento si vuelve con la misma mujer".

ArmandoRubio.—En Chile existe una larga tradición anti-divorcio.

PTurina.—Y miles de parejas, cada año, dejan de ser marido y mujer, aferrándose a un tramposo subterfugio, buscando testigos falsos para que declaren que al casarse no vivían donde dijeron, haciéndolo en un Registro Civil de otra comuna. Esta nulidad tiene sus abogados. Paradoja. En un país donde el divorcio jurídicamente no existe, los matrimonios anulados suman cifras importantes, aparte de las parejas que se separan así no más, dejando de lado los trámites legales. Si el hombre y la mujer yerran al casarse, si eligen mal, la convivencia produce situaciones insoportables. La Oficina de Censos de los Estados Unidos, anota que de cada cinco matrimonios, dos se separan. La Unión Soviética revela cifras similares. Capitalistas o comunistas, ricos o pobres, jóvenes y maduros demuestran que un divorcio es un destrozo que encierra la posibilidad de un consuelo. El culpar al otro y no a uno mismo de un fracaso matrimonial, se acabó hace un lustro en la República Federal de Alemania. Las incomprensiones entre hombre y mujer que son biológicas y psicológicas no deben ser motivo de un juicio de divorcio para preguntas engorrosas. En los fallos judiciales alemanes no figuran motivos ignominiosos, y nadie tiene que inventar torturas denigrantes para obtener una separación legal. Si una pareja vive ya separadamente un año, si ambos cónyuges desean el divorcio por los motivos que sean, no se necesitan otras razones. En todo divorcio, si no son los dos, alguno tiene más la culpa del fracasó y si por ello se han dejado de querer, y se estorban el uno al otro no tiene objeto alegar otros motivos.

GabrielGarcíaMárquez.—El matrimonio, como la vida, es algo terriblemente difícil que hay que volver a empezar desde el principio todos, los días, y todos los días de nuestra vida. El esfuerzo es constante y agotador, pero vale la pena.

PTurina.—Entre las causas de las separaciones es posible señalar una disminución de la tolerancia. Y, en medio de la proliferación de psicólogos, psicoterapeutas, sociólogos, "arregladores" de los conflictos matrimoniales, a pesar de la terapia de parejas, el índice de crecimiento de los divorcios es desolador. En más de un caso el divorcio es aconsejable, o inevitable. Viene la libertad y ¿qué se hace con ella? La libertad es elegir de qué o de quién se será esclavo. Divorciarse es la solución de UN problema, no la solución de TODOS los problemas. El divorcio tiene consecuencias. Desde ya el trauma de muchos niños. Y la soledad. El futuro de un divorcio ya no compete a un juez. Lo desconcertante es que se han formado mujeres que se casan para divorciarse y así obtener una libertad que la soltería no les da, o para demostrar que son capaces de atrapar a un marido y rechazarlo a voluntad. Mujeres que buscan el matrimonio confines poco edificantes. En Estados Unidos o en Suecia se obtienen grandes ventajas económicas, sobre todo si hay hijos. Suecia, donde no es problema divorciarse, respecto a leyes de ayuda fácil, donde el Estado, además, asigna dinero a. parejas que conviven sin casarse, que tienen hijos siendo todavía estudiantes y no desarrollan actividades remuneradas, y tienen condescendencia para la madre soltera, es un país con altas cifras de suicidios, lo que indica que esos métodos no producen mayores satisfacciones. La más dichosa es la familia real, venerable entre sus liberados súbditos que utilizan cuanta ley permisiva les dé el pase para realizar anhelos, que en otros países todavía generan resistencia. En Chile, los maridos acusan a la justicia de menores de que con marcada preferencia se da a la mujer la tuición de los hijos, con el propósito de obligarlo a contribuir con la cuota de alimentación, y con el criterio de que la madre ofrece más garantías y seguridades de protección al niño. La ley determina que los hijos deben permanecer con sus madres, hasta los catorce años y las niñas de toda edad. Tal ley viene desde Andrés Bello, desde el siglo pasado, cuando la mujer permanecía en la casa y no salía a trabajar.

KatherineAnnePorter.—Viví dentro de la más increíble disciplina y privación. Tuve tres esposos y no me fue mal. Pero nunca tuve un hombre que alcanzara a comprender lo que yo necesitaba para trabajar. Siempre estaban dispuestos a dejarme libre el tiempo que deseaba, excepto en los momentos precisos en que me hacía falta para escribir. Cualquiera que lo desee puede tener mis derechos. Yo sólo quiero mis privilegios. Todo lo que deseo es poder decirle a un esposo, o a cualquier otra persona: “No puedo limpiar ahora. Tampoco puedo ir al mercado ni cocinar. Tengo que escribir un cuento corto”.

PTurina.—En la Revista del Domingo, del diario “El Mercurio”, apareció esta información: “Un encuestador que se acercó a una dueña de casa le preguntó ¿Está usted de acuerdo con la frase del experto G. Oheim “una mujer en su hogar es como el Ministro de Hacienda en un país?” En absoluto —respondió la señora—. Me siento disminuida. En mi casa, yo soy Ministro de Hacienda, también del Interior, Obras Públicas y Vivienda, obviamente de Educación y —desde que tenemos chacra— asumí Agricultura. Tenía razón. No es que el trabajo domesticó esté a punto de desaparecer en el siglo veinte, como aseguraban algunos ilusos (e ilusas) del diecinueve. Es que hoy día hay que hacer más cosas, pero en menos tiempo y con menos gente. Según Oheim (que se ha dedicado a estudiar el fenómeno en Europa), las dueñas de casa son personajes que realizan doce profesiones distintas y simultáneas. En treinta años de cuidado del hogar, alcanzan a dar varias veces la vuelta al mundo, tomando en cuenta sólo el camino recorrido para hacer las compras.

IndiraGandhi.—El trabajo es más duro para la mujer que para el hombre. Es doble tarea, el trabajo y la casa.

PTurina.—Mujeres que por situaciones privilegiadas no han tenido que dedicarse a trabajos domésticos, suelen sentirse aplastadas por maridos importantes. Una de ellas, Margaret Trudeau, que se casó con Pierre Trudeau, Primer Ministro de Canadá, que debía soportar reuniones y ceremonias oficiales que detestaba. ¿Por qué lo aceptó, sabiendo que era un hombre representativo y que sus deberes eran ineludibles? Ambos escogieron mal. Casarse tarde significó un desastre para Trudeau, que al hacerlo bordeaba los 50 años, con una mujer joven, conflictiva, poco adecuada para dar prestancia y dignidad a su cargo. Poco antes de rechazarlo y abandonar a sus hijos de 7, 5 y 3 años de edad, ella quiso disculpar su decisión y dijo, al pequeño Sacha, de 5 años, que: tenía su propio trabajo que hacer. Y el niño le replicó: “¿Por qué no trabajas a ser una mamá?” Margaret que quiso ser fotógrafa, actriz de cine, y lucir aparte de su marido y de sus hijos, no lo consiguió. Inmediatamente después de su resonante separación, ocupó los primeros planos en revistas frívolas y en las páginas de chismes. Poco a poco a nadie le interesaron sus fallidos intentos de sobrevivir, mientras que Trudeau fue recuperando su prestigio político, irradiando las dotes que siempre tuvo para ese campo.

EugeneO’Neill.—El amor nunca tiene razones y la falta de, amor tampoco. Todos son milagros.

PTurina.—El hogar es un fuego en el cual, la mujer echa los leños para que no se apague. Si permite o contribuye a que esos leños no ardan, el humo, la negrura y el frío lo invadirán. Desde hace unos años, el divorcio solicitado por mujeres es el que más aumenta. Eran los hombres los que se cansaban del matrimonio, y lo demostraban iniciando siempre ellos la demanda de nulidad. Es un hecho, de alarmantes cifras mundiales, que en los juicios de divorcio las mujeres han tomado la iniciativa. Estos drásticos cambios indican que la mujer ya no está dispuesta a soportar ni a disimular que el matrimonio se le ha hecho insoportable. Nadie hubiera pensado que la mujer iba a llorar menos y a pelear más, que su voz se iba a alzar con registro dominante. La situación de un apreciable número de maridos abandonados es aflictiva, ya que la mujer es más “completa” para resolver situaciones hogareñas (comida, aseo, ropa, atención de los hijos). “Cuando un padre aprende a ser madre”, libro de Avery Corman, adaptado al cine para la película “Kramer vs. Kramer”, muestra el caso de una mujer que deja a su marido para “encontrarse a sí misma”. Aquí es necesario preguntarse ¿una mujer no se encuentra a sí misma siendo esposa y madre? Dejando aparte esta capciosa pregunta, miremos a este padre que de un día para otro se encuentra solo con un niño de seis años, a quien hay que atender en cien aspectos para él ingratos. Lo hace bien. Pero, a la madre se le ocurre regresar ¿porque no se encontró a sí misma? El filme no lo explica. Lo terrible es que pide la tuición del niño y debe reconocer que ese padre abandonado, pudo hacer muy bien el doble papel de padre, madre, a pesar de que a la mujer no le es desconocido el hecho de que si son complementarios, tienen que ser desiguales. Otros filmes de parecido tema siguieron a éste.

RuthShoneCavan.—El divorcio quebranta el ideal de la familia conyugal. La igualdad de ingresos del marido y la mujer, y el distanciamiento de los hijos, que desde muy jóvenes se separan de los padres bastándose a sí mismos y con residencia distinta, hace del matrimonio una entidad débil, con predominio de intereses personales.

PTurina.—La población del mundo ha crecido desmesuradamente, los cambios del mundo moderno, inciden en estos evidentes signos de que hay un número considerable de lo que se designa como “la casa vacía”. Los casos de familias desintegradas por abandono de la mujer tiene aspectos desesperados para los hijos y para los padres que de repente deben ser padres-madres. El actor Dustin Hoffman no sólo interpretó el papel de ese tipo de padre, sino que le valió recibir el codiciado premio Oscar. Una réplica coincidente le sucedió a Hoffman durante la filmación. Casado durante diez años, su esposa inició en esos días los trámites de separación. “Por eso comprendo tan bien a mi buen amigo Kramer” —dijo el actor. Las hijas fueron compartidas por ambos padres. A veces cabe esa solución, otras, según opinan hombres que luchan en las demandas judiciales, la justicia está hecha para las mujeres. La verdad-verdad es que un niño es mejor que viva con padre y madre. Los hijos sufren trastornos cuando los padres se separan, como cuando uno de los padres divorciados o viudos se vuelven a casar. Hasta hace más o menos 60 años, la mortalidad era mayor, y los niños que vivían estaban sujetos al drama posible de la muerte de su padre o su madre. Hoy, el niño está expuesto al divorcio de sus padres, que es la muerte de la relación conyugal. Hombres, mujeres y niños tienen probabilidades de sufrir la realidad del divorcio y de saber aceptarla. Los riesgos son enormes. Es inobjetable que se produce sufrimiento. El divorcio tiene un precio de renuncia, de drama. La visible corrupción de la disciplina de vida que supone la familia, destruye el incalculable bien humanista que es factible a ella. El déficit de la vida afectiva gravita en el debilitamiento de los lazos familiares y lastima a los seres sensibles. Como la pareja humana no se parece a un león con una leona

—en que el macho se desentiende por completo de la hembra desde el momento en que nacen los cachorros, y la pareja se rompe—, la unión debe ser más fuerte y de mayor colaboración. Para casarse no hay que tener virtudes especiales, porque entonces muy pocos podrían hacerlo. Pero, la honorabilidad de las costumbres que se pregonaban, sostenía principios básicos para inducir a conductas moderadas. El matrimonio no dura por la elegancia de la ropa interior ni exterior. Los hombres usaban calzoncillos largos, calcetines con unas horribles ligas sujetadoras, suspensores para los pantalones. Las mujeres, unos corpiños espantables y calzones con pierna, que hoy se llaman “matapasiones” y... sin embargo los matrimonios duraban más.

ArmandoRoa.—A través de la familia se transmitían desde luego los valores religiosos, las tradiciones, los cuentos y la historia. Hoy pasamos a una situación radicalmente inversa en la cual la familia hace crisis en Chile y en el mundo entero. Algo muy grave está ocurriendo en la familia y esto sí que yo lo encuentro mucho peor que la bomba atómica y que toda la artillería nuclear posible. Nunca el hombre se había enfrentado a algo así. Habrá enfrentado terrores históricos de la más diversa naturaleza, pero el terror que significa la disolución de la familia, ya sea en el sentido que los hijos se desvinculan de los padres o que éstos se los sacan de encima en cuanto pueden, eso es algo radicalmente nuevo. Yo creo que el aspecto fundamental de esta disolución —que ya se pronunciaba a fines del siglo XIX y principios del XX, antes que se constituyera en un hecho real— está en que el hombre pierde en forma cada vez más absoluta la idea de un mundo trascendente. Todo esto nos está colocando ante un cuadro que ni hubiéramos sospechado en otra época y es de que el amor familiar y paterno pudiese llegar a ser socavado por esta pérdida de trascendencia. Si cada día lo que busco es el placer, al final me olvido del amor, porque el amor no es sólo placer, sino que también dolor. Y donde no hay disposición para el heroísmo y el dolor, no puede haber amor.

PTurina.—Modificada la conducta tradicional, la familia ha perdido su equilibrio estable. El divorcio elimina un problema y alimenta otros. Los estudios exploratorios indican que el divorcio tiene problemas religiosos, psicológicos, económicos.

FélixSchwartzmann.—¿De dónde viene este germen de disolución que, es sin duda, una de las mayores catástrofes que pueda haber experimentado el hombre? Es algo que a mi juicio no puede disociarse del desarrollo de las ciencias, de la tecnología, de la tecnoestructura, o como quiera llamársele. No puede caber duda de que donde se van propagando ciertos tipos de urbanización, ciertos tipos de tecnología, se va disolviendo la familia.

PTurina.—El acontecer urbano es el que provoca tensiones y anhelos que modifican los intereses y las relaciones humanas. Hay tentaciones, vicios y actividades desarrolladas con mayor movilidad. Y es tedioso no lograr introducirse en la vorágine ciudadana. En el campo casi no hay divorcios. A ningún matrimonio urbano le parece que no hay más poderes vitales ni más necesarios para subsistir que la familia, el hombre, la mujer, el hijo, la tierra. En la ciudad es donde ha nacido creer que el matrimonio es repetitivo, rutinario, cansador, sin detenerse a pensar que todos los desempeños adolecen de lo mismo: cumplir con horarios oficinescos, ejercer secretariados y estar pronto a las órdenes del jefe, ser ascensorista y encerrarse en cajas que suben y bajan, atender operaciones bancarias y sumergirse cada día en números y computadoras, ser médico de cualquier especialiadad (pediatra, urólogo, ginecólogo o lo que se elija), ser comerciante, empresario, hacer clases y repetir los programas establecidos, ser dentista y trabajar sobre bocas abiertas, ser cantante de ópera y cantar un número dado de partituras la vida entera, o... lo que sea. En la ciudad los padres se desplazan más, están menos en casa, tienen menos tiempo para sus hijos. Cuenta la actriz María Casares en su libro de memorias “Residente Privilegiada” que su padre estuvo en arresto domiciliario en Madrid, en la dictadura de Primo de Rivera y dice:

MaríaCasares.—Primo de Rivera no sabrá nunca lo agradecida que le estoy por haberme dado a ese padre manteniéndolo en arresto domiciliario en nuestra casa.

PTurina.—El divorcio, que implica, un distanciamiento definitivo, en que ya no es posible esperar un retorno, en que habrá que visitar por horas a uno de los progenitores, satisface muy a medias al niño pequeño. La ruptura de los rostros familiares es para el niño una aflicción. Es muy escaso, aún dudable, que se presente la situación diagramada por los dibujantes de la historieta "Peripecias de don Quirino", en que una colegiala llora en su hogar contando que no es del grupo de aquellos cuyos padres se han divorciado, que se burlan de ella porque tiene los mismos padres con que empezó.

MagdaFaludi.—La psicóloga Margaret Frings Keyes postula el hecho de que los segundos matrimonios tienden a durar y de que la gente sea propensa a elegir cónyuges muy parecidos a los que eligió la primera vez, sugiere que en la primera relación se ha producido un proceso de aprendizaje y una modificación de las expectativas y de los mecanismos matrimoniales, circunstancias que benefician el segundo matrimonio. Surge una pregunta... ¿Por qué no sacar provecho del aprendizaje del primer matrimonio y, analizando conclusiones y enmendando errores, iniciar un nuevo enlace con la misma pareja? Margaret Keyes en su best seller aconseja “Cásese de nuevo con su misma pareja”.

PTurina.—La misma pareja que se vuelve a casar es muy poco usual. Algunos psicólogos aplican el “Análisis Transaccional” cuyo mandato. es: “Cásese con su misma pareja”. ¿Se consigue con esto una relación mejor? Es una de las tantas terapias que los escépticos no aceptan. Aquellos que se separan por infidelidad de alguna de las partes, los ilusionados con un nuevo amor, o con la perspectiva de encontrar una libertad cierta para disfrutarla, o por el deseo de tener un hijo, si uno de los cónyuges ha resultado estéril, optará por rehacer un matrimonio deshecho, Cristina Onassis, la heredera multimillonaria del magnate griego Aristóteles Onassis, se ha divorciado tres veces. Ninguno de sus matrimonios ha completado siquiera dos años, ni ha logrado tener descendencia, y no ha repetido la nacionalidad de sus maridos. Empezó con un norteamericano, los otros dos fueron un griego y un soviético, y en marzo de 1984, en su cuarta boda, lo hace con un francés. Elizabeth Taylor, que optó entre sus múltiples divorcios ¿cinco, seis o más? volverse a casar con su mismo marido, el actor Richard Burton, no consiguió estabilidad, y volvió a divorciarse del reelegido. El hecho de casarse se mantiene resistente a los cambios, no así la duración del matrimonio. Han disminuido las parejas estables, y, para que el matrimonio siga interesando a hombres y mujeres, hay que reconocer su relación con los anhelos y las buenas intenciones. No hay años fatales ni minutos fatales para el matrimonio. “La comezón del séptimo año” es el título de un filme, no una realidad, así como lo de la novela “Los hombres las prefieren rubias”. ¿De qué hombres se habla? En este caso de los norteamericanos. Este gusto puede alcanzar a los alemanes, a los suecos, a los de herencias sajonas, ya que los árabes, por ejemplo, son enemigos de las mujeres rubias y de los ojos claros.

AugustoZagmutt.—La conceptualización moderna de la familia como un sistema, ha permitido el rápido desarrollo de la terapia familiar, que es una herramienta efectiva en muchos males crónicos que se originan en un determinado tipo de hogar.

PTurina.—En investigaciones hechas en países con alta tasa de divorcios —uno de ellos Estados Unidos— los resultados dan un índice ascendente de ataques cardíacos, cáncer gástrico, y agudos y variados trastornos.

AugustoZagmutt.—Ayer, los trastornos sicosomáticos implicaban que una enfermedad cualquiera tuviera su base en la siquis una vez descartado el origen físico o biológico.

PTurina.—Como hoy las parejas recurren a consejeros matrimoniales o terapeutas para tratar sus conflictos, y si es posible solucionarlos, algunos se han especializado en “peleas matrimoniales”. ¿Cuáles son las horas para pelear? ¿Alguna o ninguna?

GeorgeR.Bach.—NO hay que reprimir la agresividad, hay que dirigirla: Los escapistas que prefieren no pelear, son personas enfermas, y el quedarse dormido causa más divorcios que ninguna otra cosa. No pelear es pernicioso.

PTurina.—El silencio no siempre es recomendable, al ser falso, seudocomplaciente. Portarse bien en apariencia, manteniendo una reserva secreta de hostilidades y desdén produce insinceridad. Defender el sosiego del hogar en esta forma es no defenderlo, es destruirlo, socavándolo por dentro. Los gritos son un desahogo, pero ¿mejoran las cosas? Las peleas espontáneas, las peleas exentas de ira son las más aceptables, sólo que para evitar las peleas, la regla indicada por el Dr. Hack es tal vez una de las mejores.

JohnHack.—La mejor respuesta a muchas de las discusiones matrimoniales es ser especialmente amable uno con el otro durante los minutos de peligro. Si alguien siente que no es capaz, entonces debe recordar el viejo proverbio “el silencio es oro”.

PTurina.—Los enojos tienen un nombre “Yablonsky”, en honor del criminólogo Lewis Yablonsky que los describió en su libro “La Pandilla Violenta”. Los enamorados, antes de casarse, ponen más en evidencia lo que conquista. La intensidad cotidiana no está presente, falta la convivencia en que ya no se puede aparentar en toda hora, y a todas las horas el desarreglo físico y psíquico. Al casarse termina el miedo de perder al otro, y al sentir esa seguridad aparecen detalles impensados. En la insinceridad de los coloquios de enamorados, no se hacen presentes ciertos sentimientos y no asoma la más íntima manera de ser. Los novios están en el período de los “a veces”. Con el mejor arreglo sofistican y suavizan las actitudes. Si hay enojos, los gobiernan. En cambio, en el matrimonio existen hoy grandes peleas por pequeñeces. La mujer, liberándose obtuvo el derecho a disentir y exagera su intolerancia en cosas perfectamente tolerables. La mujer que no espera al marido con un sinnúmero de quejas o comentarios adversos, sobre compras, dinero, el colegio de los hijos, o lo que sea, el hombre que no trae al hogar problemas de su trabajo, malhumor, y que saben guardar silencio, ahorran alteraciones por motivos nimios que no vale la pena discutir. Y, por lo que alteran la digestión, uno de los momentos menos indicados son siempre aquellas porfías que se producen a las horas de las comidas.

HenryV.Dicks.—Nuestra experiencia, basada en la observación de los sentimientos de culpa de los cónyuges del matrimonio infeliz, en la observación de sus intentos de mejorar las relaciones y proteger a los niños procurando evitar que presencien escenas de cólera y los efectos de los conflictos, nos induce a pensar que en lo profundo de sí misma la humanidad tiene conciencia del valor biológico de la familia estable y unificada, que además ofrece a los propios esposos una de las bases más amplias y más simples para experimentar un sentimiento de valía y madurez personal. La rebelión misma contra el matrimonió difícil se orienta hacia una norma más elevada acerca de lo que debe ser la unión conyugal y de las condiciones en que los hombres y las mujeres están dispuestos a mantenerla.

PTurina.—Los hijos de parejas que pelean mucho son muy desgraciados. No es raro que lleguen al suicidio, o al crimen, ya que en la crónica roja de los diarios no sólo hay maridos que matan a la mujer después de una discusión, sino mujeres que matan al marido y muchachos que se acriminan atacando a uno de sus progenitores. Un matrimonio con hijos debe comportarse en la necesidad de ellos, en su manera de ser. Encauzar, consolar, proteger y tener actitudes comprensivas ante su manera de ver el mundo. Estando ellos y sus padres en otro plano, en otra edad, en otras experiencias, en que hay incompatibilidad de imágenes, no es aceptable que haya explosiones demasiado perturbadoras. Las discusiones, las peleas sin ira muestran aspectos insoslayables de la convivencia, pero la furia ciega nunca será sino demoledora. Las peleas no desaparecerán. Para qué hacerse esa ilusión. Lo que sí es qué en algún punto de la mente siempre se tiene conciencia de lo que está pasando y quienes no se ofuscan saben, detenerse en lo pernicioso. Jean Piaget pensaba que el niño pequeño que ignora por qué suceden esas cosas, se siente culpable de las reyertas de los padres, aunque no sean por ellos. Y si es por ellos es mucho peor. Relato aquí un suceder personal. Carol —mi hijo— empezó a demostrar a los cinco años una, especie de comprensión en las situaciones que se producían en el hogar. Hacía deducciones, trataba de dar en el gusto y contribuir a la felicidad de sí mismo al vivir en un ambiente agradable. Desde los cinco años demostró mucha emotividad para los problemas domésticos y manifestaba deseos lógicos, como “pensados”. Estando enfermo de un gran resfrío con fiebre, nosotros —padre y madre— tuvimos un altercado por el motivo posible de la enfermedad. Carol le tenía verdadero terror a las inyecciones y había que sujetarlo entre dos personas al colocárselas. El médico le había recetado pastillas de sulfa y si no respondía, propuso inyectarle penicilina. Al día siguiente amaneció con reacción favorable, pero manifestó deseos de ponerse inyecciones. Yo demostré mi extrañeza, y él me dijo (estando presentes su hermana gemela y la niñera): “Me quiero poner inyecciones, porque no quiero tener fiebre, para que no peleen el papá y la mamá”. Así manifestó su deseo de sacrificarse con tal de contribuir a evitar disturbios familiares, porque se sintió culpable de estar enfermo y había que mejorarse.


Index - El matrimonio - La mujer como esposa y como madre - La familia - La abuelidad - Las resquebrajaduras del matrimonio - El contrato de cohabitación y vigencia del matrimonio

 



 

© Karen P. Müller Turina