LAS
RESQUEBRAJADURAS DEL MATRIMONIO
PTurina.—LAS
RESQUEBRAJADURAS DEL MATRIMONIO antes no se
veían porque no se mostraban. Quien mostró hace
siglos hendiduras proclives al crimen fue el
rey de Inglaterra Enrique VIII, que además de
casarse seis veces hizo decapitar a dos de sus
esposas, y la primera vez que quiso divorciarse
rompió con la iglesia católica .que no lo permitía
y estableció el anglicanismo. Los repudios matrimoniales
que la historia muestra, hacen ver que los poderosos
se divorciaban antes que hubiera leyes de divorcio.
La gente común, y anónima, era la que soportaba
el matrimonio para toda la vida. Aunque parezca
inverosímil, este siglo es más moral que los
anteriores, al menos lo es en la jerarquía de
los reyes y gobernantes. Detengámonos en Gran
Bretaña, Holanda, Bélgica, España, Suecia y
Noruega, Estados Unidos, Brasil y los países
hispanoamericanos, aparte de muchos más que
sería letanía nombrarlos. Francia, donde reinaron
la favorita del rey Luis XV, Madame de Pompadour,
y la cortesana Du Barry, donde la corrupción
sexual era manifiesta, no se compara con las
familias respetables de los presidentes de estos
últimos años. Entre ellos, Charles de Gaulle
consideraba que un Jefe de Estado no puede ser
servido por gente divorciada, y se deshizo de
todo ese personal; y el socialista François
Miterrand, que gobierna ahora, es un buen esposo
y un mejor padre de familia. Disposiciones muy
especiales, para nosotros inconcebibles, respecto
al matrimonio y el divorcio, se entregan en
Irán.
AyatollahKhomeine.—La
mujer puede pertenecer legalmente al hombre
en dos formas: el matrimonio continuo o temporal.
En el primer caso no hará falta precisar la
duración. En el segundo deberá indicarse que
se trata del período de una hora, un mes, un
año o más. Es muy recomendable intentar casar
lo antes posible a la propia hija. Una de las
mayores felicidades del hombre consiste en que
su hija no tenga la primera regla en la casa
paterna sino en la del marido... El hombre que
haya tenido relaciones sexuales con su mujer
después de su última menstruación, deberá esperar
a la siguiente para poder divorciarse. Sin embargo,
puede divorciarse si su mujer no tiene los nueve
años cumplidos, está embarazada o es menopáusica.
PTurina.—Si
esto pertenece a extrañas disposiciones árabes
que se insertan en unas páginas del libro "Principios
políticos, filosóficos, sociales y religiosos”,
el mundo occidental también tiene sus curiosidades.
Un diseñador de joyas; en Londres, lanzó en
1976 el “anillo de divorcio”. Es de oro y brillantes
y está roto por la mitad, lo que simboliza un
matrimonio interrumpido por el divorcio. La
breve duración de los matrimonios ha inducido
a un hotel de las Cataratas del Niágara, donde
miles de recién casados acostumbran a pasar
su Luna de Miel, a redactar el siguiente letrero:
"Pase su segunda Luna de Miel" aquí
el próximo año. "Veinte por ciento de descuento
si vuelve con la misma mujer".
ArmandoRubio.—En
Chile existe una larga tradición anti-divorcio.
PTurina.—Y
miles de parejas, cada año, dejan de ser marido
y mujer, aferrándose a un tramposo subterfugio,
buscando testigos falsos para que declaren que
al casarse no vivían donde dijeron, haciéndolo
en un Registro Civil de otra comuna. Esta nulidad
tiene sus abogados. Paradoja. En un país donde
el divorcio jurídicamente no existe, los matrimonios
anulados suman cifras importantes, aparte de
las parejas que se separan así no más, dejando
de lado los trámites legales. Si el hombre y
la mujer yerran al casarse, si eligen mal, la
convivencia produce situaciones insoportables.
La Oficina de Censos de los Estados Unidos,
anota que de cada cinco matrimonios, dos se
separan. La Unión Soviética revela cifras similares.
Capitalistas o comunistas, ricos o pobres, jóvenes
y maduros demuestran que un divorcio es un destrozo
que encierra la posibilidad de un consuelo.
El culpar al otro y no a uno mismo de un fracaso
matrimonial, se acabó hace un lustro en la República
Federal de Alemania. Las incomprensiones entre
hombre y mujer que son biológicas y psicológicas
no deben ser motivo de un juicio de divorcio
para preguntas engorrosas. En los fallos judiciales
alemanes no figuran motivos ignominiosos, y
nadie tiene que inventar torturas denigrantes
para obtener una separación legal. Si una pareja
vive ya separadamente un año, si ambos cónyuges
desean el divorcio por los motivos que sean,
no se necesitan otras razones. En todo divorcio,
si no son los dos, alguno tiene más la culpa
del fracasó y si por ello se han dejado de querer,
y se estorban el uno al otro no tiene objeto
alegar otros motivos.
GabrielGarcíaMárquez.—El
matrimonio, como la vida, es algo terriblemente
difícil que hay que volver a empezar desde el
principio todos, los días, y todos los días
de nuestra vida. El esfuerzo es constante y
agotador, pero vale la pena.
PTurina.—Entre
las causas de las separaciones es posible señalar
una disminución de la tolerancia. Y, en medio
de la proliferación de psicólogos, psicoterapeutas,
sociólogos, "arregladores" de los
conflictos matrimoniales, a pesar de la terapia
de parejas, el índice de crecimiento de los
divorcios es desolador. En más de un caso el
divorcio es aconsejable, o inevitable. Viene
la libertad y ¿qué se hace con ella? La libertad
es elegir de qué o de quién se será esclavo.
Divorciarse es la solución de UN problema, no
la solución de TODOS los problemas. El divorcio
tiene consecuencias. Desde ya el trauma de muchos
niños. Y la soledad. El futuro de un divorcio
ya no compete a un juez. Lo desconcertante es
que se han formado mujeres que se casan para
divorciarse y así obtener una libertad que la
soltería no les da, o para demostrar que son
capaces de atrapar a un marido y rechazarlo
a voluntad. Mujeres que buscan el matrimonio
confines poco edificantes. En Estados Unidos
o en Suecia se obtienen grandes ventajas económicas,
sobre todo si hay hijos. Suecia, donde no es
problema divorciarse, respecto a leyes de ayuda
fácil, donde el Estado, además, asigna dinero
a. parejas que conviven sin casarse, que tienen
hijos siendo todavía estudiantes y no desarrollan
actividades remuneradas, y tienen condescendencia
para la madre soltera, es un país con altas
cifras de suicidios, lo que indica que esos
métodos no producen mayores satisfacciones.
La más dichosa es la familia real, venerable
entre sus liberados súbditos que utilizan cuanta
ley permisiva les dé el pase para realizar anhelos,
que en otros países todavía generan resistencia.
En Chile, los maridos acusan a la justicia de
menores de que con marcada preferencia se da
a la mujer la tuición de los hijos, con el propósito
de obligarlo a contribuir con la cuota de alimentación,
y con el criterio de que la madre ofrece más
garantías y seguridades de protección al niño.
La ley determina que los hijos deben permanecer
con sus madres, hasta los catorce años y las
niñas de toda edad. Tal ley viene desde Andrés
Bello, desde el siglo pasado, cuando la mujer
permanecía en la casa y no salía a trabajar.
KatherineAnnePorter.—Viví
dentro de la más increíble disciplina y privación.
Tuve tres esposos y no me fue mal. Pero nunca
tuve un hombre que alcanzara a comprender lo
que yo necesitaba para trabajar. Siempre estaban
dispuestos a dejarme libre el tiempo que deseaba,
excepto en los momentos precisos en que me hacía
falta para escribir. Cualquiera que lo desee
puede tener mis derechos. Yo sólo quiero mis
privilegios. Todo lo que deseo es poder decirle
a un esposo, o a cualquier otra persona: “No
puedo limpiar ahora. Tampoco puedo ir al mercado
ni cocinar. Tengo que escribir un cuento corto”.
PTurina.—En
la Revista del Domingo, del diario “El Mercurio”,
apareció esta información: “Un encuestador que
se acercó a una dueña de casa le preguntó ¿Está
usted de acuerdo con la frase del experto G.
Oheim “una mujer en su hogar es como el Ministro
de Hacienda en un país?” En absoluto —respondió
la señora—. Me siento disminuida. En mi casa,
yo soy Ministro de Hacienda, también del Interior,
Obras Públicas y Vivienda, obviamente de Educación
y —desde que tenemos chacra— asumí Agricultura.
Tenía razón. No es que el trabajo domesticó
esté a punto de desaparecer en el siglo veinte,
como aseguraban algunos ilusos (e ilusas) del
diecinueve. Es que hoy día hay que hacer más
cosas, pero en menos tiempo y con menos gente.
Según Oheim (que se ha dedicado a estudiar el
fenómeno en Europa), las dueñas de casa son
personajes que realizan doce profesiones distintas
y simultáneas. En treinta años de cuidado del
hogar, alcanzan a dar varias veces la vuelta
al mundo, tomando en cuenta sólo el camino recorrido
para hacer las compras.
IndiraGandhi.—El
trabajo es más duro para la mujer que para el
hombre. Es doble tarea, el trabajo y la casa.
PTurina.—Mujeres
que por situaciones privilegiadas no han tenido
que dedicarse a trabajos domésticos, suelen
sentirse aplastadas por maridos importantes.
Una de ellas, Margaret Trudeau, que se casó
con Pierre Trudeau, Primer Ministro de Canadá,
que debía soportar reuniones y ceremonias oficiales
que detestaba. ¿Por qué lo aceptó, sabiendo
que era un hombre representativo y que sus deberes
eran ineludibles? Ambos escogieron mal. Casarse
tarde significó un desastre para Trudeau, que
al hacerlo bordeaba los 50 años, con una mujer
joven, conflictiva, poco adecuada para dar prestancia
y dignidad a su cargo. Poco antes de rechazarlo
y abandonar a sus hijos de 7, 5 y 3 años de
edad, ella quiso disculpar su decisión y dijo,
al pequeño Sacha, de 5 años, que: tenía su propio
trabajo que hacer. Y el niño le replicó: “¿Por
qué no trabajas a ser una mamá?” Margaret que
quiso ser fotógrafa, actriz de cine, y lucir
aparte de su marido y de sus hijos, no lo consiguió.
Inmediatamente después de su resonante separación,
ocupó los primeros planos en revistas frívolas
y en las páginas de chismes. Poco a poco a nadie
le interesaron sus fallidos intentos de sobrevivir,
mientras que Trudeau fue recuperando su prestigio
político, irradiando las dotes que siempre tuvo
para ese campo.
EugeneO’Neill.—El
amor nunca tiene razones y la falta de, amor
tampoco. Todos son milagros.
PTurina.—El
hogar es un fuego en el cual, la mujer echa
los leños para que no se apague. Si permite
o contribuye a que esos leños no ardan, el humo,
la negrura y el frío lo invadirán. Desde hace
unos años, el divorcio solicitado por mujeres
es el que más aumenta. Eran los hombres los
que se cansaban del matrimonio, y lo demostraban
iniciando siempre ellos la demanda de nulidad.
Es un hecho, de alarmantes cifras mundiales,
que en los juicios de divorcio las mujeres han
tomado la iniciativa. Estos drásticos cambios
indican que la mujer ya no está dispuesta a
soportar ni a disimular que el matrimonio se
le ha hecho insoportable. Nadie hubiera pensado
que la mujer iba a llorar menos y a pelear más,
que su voz se iba a alzar con registro dominante.
La situación de un apreciable número de maridos
abandonados es aflictiva, ya que la mujer es
más “completa” para resolver situaciones hogareñas
(comida, aseo, ropa, atención de los hijos).
“Cuando un padre aprende a ser madre”, libro
de Avery Corman, adaptado al cine para la película
“Kramer vs. Kramer”, muestra el caso de una
mujer que deja a su marido para “encontrarse
a sí misma”. Aquí es necesario preguntarse ¿una
mujer no se encuentra a sí misma siendo esposa
y madre? Dejando aparte esta capciosa pregunta,
miremos a este padre que de un día para otro
se encuentra solo con un niño de seis años,
a quien hay que atender en cien aspectos para
él ingratos. Lo hace bien. Pero, a la madre
se le ocurre regresar ¿porque no se encontró
a sí misma? El filme no lo explica. Lo terrible
es que pide la tuición del niño y debe reconocer
que ese padre abandonado, pudo hacer muy bien
el doble papel de padre, madre, a pesar de que
a la mujer no le es desconocido el hecho de
que si son complementarios, tienen que ser desiguales.
Otros filmes de parecido tema siguieron a éste.
RuthShoneCavan.—El
divorcio quebranta el ideal de la familia conyugal.
La igualdad de ingresos del marido y la mujer,
y el distanciamiento de los hijos, que desde
muy jóvenes se separan de los padres bastándose
a sí mismos y con residencia distinta, hace
del matrimonio una entidad débil, con predominio
de intereses personales.
PTurina.—La
población del mundo ha crecido desmesuradamente,
los cambios del mundo moderno, inciden en estos
evidentes signos de que hay un número considerable
de lo que se designa como “la casa vacía”. Los
casos de familias desintegradas por abandono
de la mujer tiene aspectos desesperados para
los hijos y para los padres que de repente deben
ser padres-madres. El actor Dustin Hoffman no
sólo interpretó el papel de ese tipo de padre,
sino que le valió recibir el codiciado premio
Oscar. Una réplica coincidente le sucedió a
Hoffman durante la filmación. Casado durante
diez años, su esposa inició en esos días los
trámites de separación. “Por eso comprendo tan
bien a mi buen amigo Kramer” —dijo el actor.
Las hijas fueron compartidas por ambos padres.
A veces cabe esa solución, otras, según opinan
hombres que luchan en las demandas judiciales,
la justicia está hecha para las mujeres. La
verdad-verdad es que un niño es mejor que viva
con padre y madre. Los hijos sufren trastornos
cuando los padres se separan, como cuando uno
de los padres divorciados o viudos se vuelven
a casar. Hasta hace más o menos 60 años, la
mortalidad era mayor, y los niños que vivían
estaban sujetos al drama posible de la muerte
de su padre o su madre. Hoy, el niño está expuesto
al divorcio de sus padres, que es la muerte
de la relación conyugal. Hombres, mujeres y
niños tienen probabilidades de sufrir la realidad
del divorcio y de saber aceptarla. Los riesgos
son enormes. Es inobjetable que se produce sufrimiento.
El divorcio tiene un precio de renuncia, de
drama. La visible corrupción de la disciplina
de vida que supone la familia, destruye el incalculable
bien humanista que es factible a ella. El déficit
de la vida afectiva gravita en el debilitamiento
de los lazos familiares y lastima a los seres
sensibles. Como la pareja humana no se parece
a un león con una leona
—en
que el macho se desentiende por completo de
la hembra desde el momento en que nacen los
cachorros, y la pareja se rompe—, la unión debe
ser más fuerte y de mayor colaboración. Para
casarse no hay que tener virtudes especiales,
porque entonces muy pocos podrían hacerlo. Pero,
la honorabilidad de las costumbres que se pregonaban,
sostenía principios básicos para inducir a conductas
moderadas. El matrimonio no dura por la elegancia
de la ropa interior ni exterior. Los hombres
usaban calzoncillos largos, calcetines con unas
horribles ligas sujetadoras, suspensores para
los pantalones. Las mujeres, unos corpiños espantables
y calzones con pierna, que hoy se llaman “matapasiones”
y... sin embargo los matrimonios duraban más.
ArmandoRoa.—A
través de la familia se transmitían desde luego
los valores religiosos, las tradiciones, los
cuentos y la historia. Hoy pasamos a una situación
radicalmente inversa en la cual la familia hace
crisis en Chile y en el mundo entero. Algo muy
grave está ocurriendo en la familia y esto sí
que yo lo encuentro mucho peor que la bomba
atómica y que toda la artillería nuclear posible.
Nunca el hombre se había enfrentado a algo así.
Habrá enfrentado terrores históricos de la más
diversa naturaleza, pero el terror que significa
la disolución de la familia, ya sea en el sentido
que los hijos se desvinculan de los padres o
que éstos se los sacan de encima en cuanto pueden,
eso es algo radicalmente nuevo. Yo creo que
el aspecto fundamental de esta disolución —que
ya se pronunciaba a fines del siglo XIX y principios
del XX, antes que se constituyera en un hecho
real— está en que el hombre pierde en forma
cada vez más absoluta la idea de un mundo trascendente.
Todo esto nos está colocando ante un cuadro
que ni hubiéramos sospechado en otra época y
es de que el amor familiar y paterno pudiese
llegar a ser socavado por esta pérdida de trascendencia.
Si cada día lo que busco es el placer, al final
me olvido del amor, porque el amor no es sólo
placer, sino que también dolor. Y donde no hay
disposición para el heroísmo y el dolor, no
puede haber amor.
PTurina.—Modificada
la conducta tradicional, la familia ha perdido
su equilibrio estable. El divorcio elimina un
problema y alimenta otros. Los estudios exploratorios
indican que el divorcio tiene problemas religiosos,
psicológicos, económicos.
FélixSchwartzmann.—¿De
dónde viene este germen de disolución que, es
sin duda, una de las mayores catástrofes que
pueda haber experimentado el hombre? Es algo
que a mi juicio no puede disociarse del desarrollo
de las ciencias, de la tecnología, de la tecnoestructura,
o como quiera llamársele. No puede caber duda
de que donde se van propagando ciertos tipos
de urbanización, ciertos tipos de tecnología,
se va disolviendo la familia.
PTurina.—El
acontecer urbano es el que provoca tensiones
y anhelos que modifican los intereses y las
relaciones humanas. Hay tentaciones, vicios
y actividades desarrolladas con mayor movilidad.
Y es tedioso no lograr introducirse en la vorágine
ciudadana. En el campo casi no hay divorcios.
A ningún matrimonio urbano le parece que no
hay más poderes vitales ni más necesarios para
subsistir que la familia, el hombre, la mujer,
el hijo, la tierra. En la ciudad es donde ha
nacido creer que el matrimonio es repetitivo,
rutinario, cansador, sin detenerse a pensar
que todos los desempeños adolecen de lo mismo:
cumplir con horarios oficinescos, ejercer secretariados
y estar pronto a las órdenes del jefe, ser ascensorista
y encerrarse en cajas que suben y bajan, atender
operaciones bancarias y sumergirse cada día
en números y computadoras, ser médico de cualquier
especialiadad (pediatra, urólogo, ginecólogo
o lo que se elija), ser comerciante, empresario,
hacer clases y repetir los programas establecidos,
ser dentista y trabajar sobre bocas abiertas,
ser cantante de ópera y cantar un número dado
de partituras la vida entera, o... lo que sea.
En la ciudad los padres se desplazan más, están
menos en casa, tienen menos tiempo para sus
hijos. Cuenta la actriz María Casares en su
libro de memorias “Residente Privilegiada” que
su padre estuvo en arresto domiciliario en Madrid,
en la dictadura de Primo de Rivera y dice:
MaríaCasares.—Primo
de Rivera no sabrá nunca lo agradecida que le
estoy por haberme dado a ese padre manteniéndolo
en arresto domiciliario en nuestra casa.
PTurina.—El
divorcio, que implica, un distanciamiento definitivo,
en que ya no es posible esperar un retorno,
en que habrá que visitar por horas a uno de
los progenitores, satisface muy a medias al
niño pequeño. La ruptura de los rostros familiares
es para el niño una aflicción. Es muy escaso,
aún dudable, que se presente la situación diagramada
por los dibujantes de la historieta "Peripecias
de don Quirino", en que una colegiala llora
en su hogar contando que no es del grupo de
aquellos cuyos padres se han divorciado, que
se burlan de ella porque tiene los mismos padres
con que empezó.
MagdaFaludi.—La
psicóloga Margaret Frings Keyes postula el hecho
de que los segundos matrimonios tienden a durar
y de que la gente sea propensa a elegir cónyuges
muy parecidos a los que eligió la primera vez,
sugiere que en la primera relación se ha producido
un proceso de aprendizaje y una modificación
de las expectativas y de los mecanismos matrimoniales,
circunstancias que benefician el segundo matrimonio.
Surge una pregunta... ¿Por qué no sacar provecho
del aprendizaje del primer matrimonio y, analizando
conclusiones y enmendando errores, iniciar un
nuevo enlace con la misma pareja? Margaret Keyes
en su best seller aconseja “Cásese de nuevo
con su misma pareja”.
PTurina.—La
misma pareja que se vuelve a casar es muy poco
usual. Algunos psicólogos aplican el “Análisis
Transaccional” cuyo mandato. es: “Cásese con
su misma pareja”. ¿Se consigue con esto una
relación mejor? Es una de las tantas terapias
que los escépticos no aceptan. Aquellos que
se separan por infidelidad de alguna de las
partes, los ilusionados con un nuevo amor, o
con la perspectiva de encontrar una libertad
cierta para disfrutarla, o por el deseo de tener
un hijo, si uno de los cónyuges ha resultado
estéril, optará por rehacer un matrimonio deshecho,
Cristina Onassis, la heredera multimillonaria
del magnate griego Aristóteles Onassis, se ha
divorciado tres veces. Ninguno de sus matrimonios
ha completado siquiera dos años, ni ha logrado
tener descendencia, y no ha repetido la nacionalidad
de sus maridos. Empezó con un norteamericano,
los otros dos fueron un griego y un soviético,
y en marzo de 1984, en su cuarta boda, lo hace
con un francés. Elizabeth Taylor, que optó entre
sus múltiples divorcios ¿cinco, seis o más?
volverse a casar con su mismo marido, el actor
Richard Burton, no consiguió estabilidad, y
volvió a divorciarse del reelegido. El hecho
de casarse se mantiene resistente a los cambios,
no así la duración del matrimonio. Han disminuido
las parejas estables, y, para que el matrimonio
siga interesando a hombres y mujeres, hay que
reconocer su relación con los anhelos y las
buenas intenciones. No hay años fatales ni minutos
fatales para el matrimonio. “La comezón del
séptimo año” es el título de un filme, no una
realidad, así como lo de la novela “Los hombres
las prefieren rubias”. ¿De qué hombres se habla?
En este caso de los norteamericanos. Este gusto
puede alcanzar a los alemanes, a los suecos,
a los de herencias sajonas, ya que los árabes,
por ejemplo, son enemigos de las mujeres rubias
y de los ojos claros.
AugustoZagmutt.—La
conceptualización moderna de la familia como
un sistema, ha permitido el rápido desarrollo
de la terapia familiar, que es una herramienta
efectiva en muchos males crónicos que se originan
en un determinado tipo de hogar.
PTurina.—En
investigaciones hechas en países con alta tasa
de divorcios —uno de ellos Estados Unidos— los
resultados dan un índice ascendente de ataques
cardíacos, cáncer gástrico, y agudos y variados
trastornos.
AugustoZagmutt.—Ayer,
los trastornos sicosomáticos implicaban que
una enfermedad cualquiera tuviera su base en
la siquis una vez descartado el origen físico
o biológico.
PTurina.—Como
hoy las parejas recurren a consejeros matrimoniales
o terapeutas para tratar sus conflictos, y si
es posible solucionarlos, algunos se han especializado
en “peleas matrimoniales”. ¿Cuáles son las horas
para pelear? ¿Alguna o ninguna?
GeorgeR.Bach.—NO
hay que reprimir la agresividad, hay que dirigirla:
Los escapistas que prefieren no pelear, son
personas enfermas, y el quedarse dormido causa
más divorcios que ninguna otra cosa. No pelear
es pernicioso.
PTurina.—El
silencio no siempre es recomendable, al ser
falso, seudocomplaciente. Portarse bien en apariencia,
manteniendo una reserva secreta de hostilidades
y desdén produce insinceridad. Defender el sosiego
del hogar en esta forma es no defenderlo, es
destruirlo, socavándolo por dentro. Los gritos
son un desahogo, pero ¿mejoran las cosas? Las
peleas espontáneas, las peleas exentas de ira
son las más aceptables, sólo que para evitar
las peleas, la regla indicada por el Dr. Hack
es tal vez una de las mejores.
JohnHack.—La
mejor respuesta a muchas de las discusiones
matrimoniales es ser especialmente amable uno
con el otro durante los minutos de peligro.
Si alguien siente que no es capaz, entonces
debe recordar el viejo proverbio “el silencio
es oro”.
PTurina.—Los
enojos tienen un nombre “Yablonsky”, en honor
del criminólogo Lewis Yablonsky que los describió
en su libro “La Pandilla Violenta”. Los enamorados,
antes de casarse, ponen más en evidencia lo
que conquista. La intensidad cotidiana no está
presente, falta la convivencia en que ya no
se puede aparentar en toda hora, y a todas las
horas el desarreglo físico y psíquico. Al casarse
termina el miedo de perder al otro, y al sentir
esa seguridad aparecen detalles impensados.
En la insinceridad de los coloquios de enamorados,
no se hacen presentes ciertos sentimientos y
no asoma la más íntima manera de ser. Los novios
están en el período de los “a veces”. Con el
mejor arreglo sofistican y suavizan las actitudes.
Si hay enojos, los gobiernan. En cambio, en
el matrimonio existen hoy grandes peleas por
pequeñeces. La mujer, liberándose obtuvo el
derecho a disentir y exagera su intolerancia
en cosas perfectamente tolerables. La mujer
que no espera al marido con un sinnúmero de
quejas o comentarios adversos, sobre compras,
dinero, el colegio de los hijos, o lo que sea,
el hombre que no trae al hogar problemas de
su trabajo, malhumor, y que saben guardar silencio,
ahorran alteraciones por motivos nimios que
no vale la pena discutir. Y, por lo que alteran
la digestión, uno de los momentos menos indicados
son siempre aquellas porfías que se producen
a las horas de las comidas.
HenryV.Dicks.—Nuestra
experiencia, basada en la observación de los
sentimientos de culpa de los cónyuges del matrimonio
infeliz, en la observación de sus intentos de
mejorar las relaciones y proteger a los niños
procurando evitar que presencien escenas de
cólera y los efectos de los conflictos, nos
induce a pensar que en lo profundo de sí misma
la humanidad tiene conciencia del valor biológico
de la familia estable y unificada, que además
ofrece a los propios esposos una de las bases
más amplias y más simples para experimentar
un sentimiento de valía y madurez personal.
La rebelión misma contra el matrimonió difícil
se orienta hacia una norma más elevada acerca
de lo que debe ser la unión conyugal y de las
condiciones en que los hombres y las mujeres
están dispuestos a mantenerla.
PTurina.—Los
hijos de parejas que pelean mucho son muy desgraciados.
No es raro que lleguen al suicidio, o al crimen,
ya que en la crónica roja de los diarios no
sólo hay maridos que matan a la mujer después
de una discusión, sino mujeres que matan al
marido y muchachos que se acriminan atacando
a uno de sus progenitores. Un matrimonio con
hijos debe comportarse en la necesidad de ellos,
en su manera de ser. Encauzar, consolar, proteger
y tener actitudes comprensivas ante su manera
de ver el mundo. Estando ellos y sus padres
en otro plano, en otra edad, en otras experiencias,
en que hay incompatibilidad de imágenes, no
es aceptable que haya explosiones demasiado
perturbadoras. Las discusiones, las peleas sin
ira muestran aspectos insoslayables de la convivencia,
pero la furia ciega nunca será sino demoledora.
Las peleas no desaparecerán. Para qué hacerse
esa ilusión. Lo que sí es qué en algún punto
de la mente siempre se tiene conciencia de lo
que está pasando y quienes no se ofuscan saben,
detenerse en lo pernicioso. Jean Piaget pensaba
que el niño pequeño que ignora por qué suceden
esas cosas, se siente culpable de las reyertas
de los padres, aunque no sean por ellos. Y si
es por ellos es mucho peor. Relato aquí un suceder
personal. Carol —mi hijo— empezó a demostrar
a los cinco años una, especie de comprensión
en las situaciones que se producían en el hogar.
Hacía deducciones, trataba de dar en el gusto
y contribuir a la felicidad de sí mismo al vivir
en un ambiente agradable. Desde los cinco años
demostró mucha emotividad para los problemas
domésticos y manifestaba deseos lógicos, como
“pensados”. Estando enfermo de un gran resfrío
con fiebre, nosotros —padre y madre— tuvimos
un altercado por el motivo posible de la enfermedad.
Carol le tenía verdadero terror a las inyecciones
y había que sujetarlo entre dos personas al
colocárselas. El médico le había recetado pastillas
de sulfa y si no respondía, propuso inyectarle
penicilina. Al día siguiente amaneció con reacción
favorable, pero manifestó deseos de ponerse
inyecciones. Yo demostré mi extrañeza, y él
me dijo (estando presentes su hermana gemela
y la niñera): “Me quiero poner inyecciones,
porque no quiero tener fiebre, para que no peleen
el papá y la mamá”. Así manifestó su deseo de
sacrificarse con tal de contribuir a evitar
disturbios familiares, porque se sintió culpable
de estar enfermo y había que mejorarse.
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