LA
FAMILIA
PTurina.—LA
FAMILIA, según el diccionario que analiza el
sustantivo es: “personas que viven juntas bajo
la misma autoridad. Las que están ligadas entre
sí por vínculos de parentesco. En la naturaleza
es la agrupación de animales o vegetales que
tienen caracteres comunes, en la gramática es
el conjunto de voces que tienen la misma raíz”.
La familia, el domicilio, el barrio, la ciudad,
el terruño, forman el ambiente y dan la certeza
de que pertenecemos a los usos, las costumbres,
el idioma, la nacionalidad, la patria que nos
configura. La familia humana requiere mayor
tiempo de amparo para el niño, que en cualquier
especie animal. Al nacer el niño es inmaduro,
no aparece caminando como un potrillo, como
un ternero, como un pollito. La madre, en particular
y la familia, en general, son el auxilio inevitable
de su desarrollo y supervivencia. La familia
no tiene substituto para el cuidado del pequeño.
Las “comunas liberadoras” y los “grupos no jerárquicos”
no son para él.
RalphLinton.—Durante
la infancia, el individuo depende en tal grado
de quienes lo rodean que no le es posible sobrevivir
sin obtener respuesta de ellos. Hay pruebas
suficientes de que hasta los niños muy pequeños
necesitan para su bienestar cierta suma de respuestas
emotivas, cuya falta parece ser la única explicación
posible de la alta mortalidad infantil que se
observa en las instituciones mejor dirigidas
y con mejores condiciones sanitarias, que excede
bastante a la mortalidad infantil observada
en las antihigiénicas condiciones de la vida
doméstica.
PTurina.—Los
adelantos científicos y técnicos no eliminan
la rigidez de la biología. A pesar de todo,
son las leyes naturales las que rigen. La mujer
debe estar cerca y pronta siempre para el hijo.
Ella da su matriz y sus jugos para que los gérmenes,
del hombre vivan, subsistan y a la vez generen.
El hijo que se gesta, en, un vientre de mujer,
bien puede pertenecer a un grupo sanguíneo distinto,
pero la comunicación entre madre e hijo es intensa.
Hasta el hijo llegan no sólo substancias nutritivas.
No sólo es posible que la madre pierda el pelo
y los dientes mientras el nuevo ser vive dentro
de ella y exige componentes para su formación.
Aquí no importa lo que come el padre, sino en
que forma se alimenta la madre. Hasta se ha
opinado que los accesos de ira en una embarazada
pueden provocar trastornos. La mujer, —más que
el hombre— está hecha para el cuidado del hijo,
porque le atañe desde antes que nazca, desde
el momento mismo de su gestación. Desde ese
momento su éxito, su deber es custodiarlo. No
puede ignorar que medicamentos inadecuados lo
perjudican, que el alcohol y la nicotina le
son dañinos.
RonaldKotulak.—Se
ha fabricado una “madre mecánica”, que produce
el sonido de los latidos del corazón de la madre
y se mece imitando los movimientos del útero,
para ayudar a los niños nacidos antes de tiempo
a que enfrenten un mundo para el que no están
todavía preparados. Para el feto, el movimiento
y los latidos cardíacos de la madre actúan como
seguridad y protección.
PTurina.—La
madre va más allá de todo tiempo contado, por
relojes y calendarios. Su grandeza es gestar
la vida y dar amor.
MiguelÁngelAsturias.—Las
madres nunca se sienten completamente vacías
de sus hijos.
PTurina.—La
mujer-madre sabe que el más excelente amor es
el amor a los hijos: limpio, altruista, espontáneo,
durable, parejo, omnipresente, múltiple. Carece
de infidelidad, de juegos de conquista como
las palabras, los gestos, las actividades, las
mentiras, los disimulos que se emplean para
el “otro” amor. El amor al hijo acaricia, protege,
cuida, espera. El beso al hijo es contacto de
amor, sin búsqueda de excitación física. Con
los hijos no cabe el amor-llamarada con encendimiento
de poca duración. Dentro de la familia siempre
debe haber una figura maternizante. Si falta
la madre, alguien tiene que sustituirla.
IgorKon.—Dentro
de la familia, las funciones de la mujer son
más abundantes e importantes que las del hombre.
Una familia sin padre está apenas incompleta,
pero una familia sin madre es inimaginable,
sobre todo cuando hay niños pequeños. Cuanto
más madura es la sociedad, tanto más obvio resulta
que los hombres y las mujeres no pueden ni quieren
ser iguales en todos los sentidos.
PTurina.—Además
de tener un valor guía hereditario, la familia
es conocimiento y experiencia biológicos y afectivos.
ErichFromm.—Genéticamente
la madre es la primera personificación de fuerza
que protege y garantiza la seguridad. Pero de
ningún modo es la única. Más tarde, cuando el
niño ha crecido, la madre como persona es reemplazada,
o complementada por la familia, el clan, por
todos los que pertenecen a la misma sangre y
nacieron sobre el mismo suelo.
PTurina.—Los
bienes que entrega la familia son incalculables.
Las buenas familias por supuesto. La ternura,
la preocupación, las riquezas de la vida familiar
bien constituida forman una escuela natural,
la primera en toda la humanidad. El autocontrol,
la renuncia forman parte de la vida humana y
hace hombres y mujeres de bien. Múltiples explicaciones
de diversa índole, gran número de técnicas educativas
y reeducativas se combaten unas a otras desde
siempre. Y, sin embargo, la familia es la mayor
salvación, porque la mayoría de los padres quisieran
buenos hijos, normales, y lo que contribuye
a mejorar el ámbito familiar es lo más positivo
que se puede entregar a la sociedad. El primer
grado del acontecer social es la familia. Al
cuidarla, ese bien caerá sobre la comunidad.
Sus proyecciones son enormes. Es incalculable
el bien humanista que significa dar a la sociedad
un NUCLEO FAMILIAR DIGNO, formado por individuos
sanos y responsables. Si cada familia fuera
digna, no habría indignidad en el mundo. Basta
con la familia para las principales salvaciones:
para mejorar un hogar, un barrio, una ciudad,
una comunidad, una patria. Si a los hijos se
les educa bien, y se les proporciona una herencia
sana, se salva la humanidad.
TaoTeChing.—Cultiva
la virtud en ti mismo y la virtud será real
/ Cultívala en la familia y la virtud será abundante
/ Cultívala en el pueblo y la virtud crecerá
/ Cultívala en el universo y la virtud estará
en todas partes.
PTurina.—La
familia da los genes de la herencia y los principios
esenciales de la formación. El hogar es donde
el niño empieza a caminar, a hablar, donde se
alimenta y duerme. Su nivel económico es el
del hogar, y no el del colegio que frecuenta.
El amor, el cuidado, el refugio, los hábitos
provienen de su ambiente familiar. Las necesidades
de la primera infancia son hogareñas. Sin la
familia, el niño es el ser más desamparado.
——"Cuando yo sea grande, ustedes van a
estar viejos"— expresó mi hijo Carol a
los cuatro años. —“Sí”— respondí —“Y por qué
se envejece?” —preguntó. Le traté de explicar
que todo envejecía: los muebles, las casas,
los árboles, los animales, las cosas, y por
supuesto las personas. Enseguida dijo: “Yo quiero
morir junto a ustedes”. Demostró así el miedo
a vivir sin los padres, sin su protección y
compañía.
OficinaSanitariaPanamericana.—Ni
los gobiernos, ni las instituciones sociales
ni el público parecen darse cuenta de que el
AMOR MATERNAL en la infancia es de MAXIMA IMPORTANCIA
tanto para la salud mental como para la salud
física de un ser humano.
PTurina.—Son
los primeros seis años de vida, los que el niño
pertenece exclusivamente a la familia, a pesar
de la proliferación de Jardines Infantiles donde
puede estar muchas horas al día. El hogar es
otra cosa.
RomanPolanski.—Cuando
fui niño; la guerra me privó de amor y de confort.
Pero no me importó. No me molestaba comer flores
hervidas ni andar descalzo. Lo que me dolía
enormemente era estar separado de mis padres,
por eso el amor de la familia en la niñez no
se puede substituir por nada del mundo.
PTurina.—El
niño pequeño no se cansa de alternar con quienes
convive, donde están papá y mamá. Todo se soluciona
allí. Puede decir y repetir un NO, pero sin
irse. No quiero tal o cual comida, NO quiero
tal o cual cosa, pero no por eso va a buscar
soledad, ni abandonar ese amparo. Siempre está
como diciendo: “Mientras más cerca estoy de
ustedes, más contento estoy, más protegido”.
La presencia de los familiares, es el más ansiado
bien. Hasta en los casos exentos de circunstancias
drásticas, en el simple hecho de llevar a un
pequeño a un Jardín Infantil se producen llantos.
El niño que empieza el trayecto solamente disfruta
mientras la madre lo está llevando, porque no
tiene idea a dónde va, y menos que lo dejarán
solo. En el momento que la madre lo deja se
desazona, y sólo se alegra en el instante que
la madre vuelve a buscarlo. Siente la inigualable
dicha de recuperarla y dejar un ambiente sin
calor de hogar. Los primeros días de asistencia
casi ningún pequeño se “halla”. Llora desconsoladamente
hasta un niño venido de un pobre hogar a un
confortable Jardín Infantil. La perfección de
la enseñanza y los recursos estudiados para
los cuales ha sido aleccionada la Educadora
de Párvulos no consuelan, en principio, a ese
ser todavía aferrado a la protección familiar.
MargaretMead.—Un
niño pequeño necesita de alguien que esté genuinamente
interesado por él, que le dedique horas de atención,
respondiendo a sus juegos o iniciando otros,
hablándole, notando sus cambios de expresión,
reforzando las actividades que ha aprendido
y animándole a que tenga confianza en sí mismo.
Los bebés que se crían en instituciones, aunque
reciban buena atención física, muchas veces
no se desarrollan bien o se enferman y mueren.
Entonces, la pregunta básica que se plantea
es cómo se puede llegar a desarrollar el tipo
de institución que proporcione estos cuidados
a los hijos de madres que trabajan fuera del
hogar, ya sea haciendo posible que la madre
emplee el tiempo necesario con el niño, o busque
una persona que lo haga, ya sea un abuelo, un
vecino, una hermana casada o un padre cuyo horario
le permita pasar algún tiempo todos los días
con su hijo. Institutrices o personas que sean
inteligentes o de confiar, con la personalidad
adecuada que requiere el cuidado constante que
necesita un niño son muy difíciles de encontrar
hoy día.
PTurina—Cuidar
significa para los padres una acción perseverante
y lúcida, y sobre todo pro-lon-ga-da. La atención
hogareña es dual. El hombre no es sólo responsable
por el bienestar económico. La división de funciones
no quiere decir que el cuidado de los niños
sea exclusivamente de la madre. No es como en
los naufragios marítimos, en que las mujeres
y los niños están primero. Esa ocasión recalca
la enorme importancia de la Mujer y el Niño,
la preferencia de que se salven y sobrevivan.
Entonces el hombre queda atrás. En el hogar
ambos son indispensables. A los niños, que por
diversas razones, carecen en la infancia de
uno de sus progenitores, se les produce un desequilibrio.
Idealizan al padre o a la madre que falta. Ellos
no saben qué tipo de papá o mamá prefieren.
Los necesitan para cosas diferentes. Muscularmente
el padre es más fuerte, y los infantes que no
tienen padre se crían “apollerados”, les falta
el cercano aspecto viril. Niños y niñas lo requieren.
Si es la madre la que falta, las atenciones
hogareñas decrecen, y esas exigencias se ven
menoscabadas. El niño debe “sentir” que están
sus dos progenitores, que lo quieren y que le
entregan una doble atención. El carácter parasitario
del ser humano en crecimiento exige que durante
un largo período reciba sin dar. Y es de gran
importancia que ese recibir sea lo más completo
posible. Querer y acordarse de los padres por
disposiciones oficiales, por organismos nacionales
o internacionales que redactan desde oficinas
los “días del padre” y “días de la madre” son
inoperantes. Para el niño, desconocedor de horarios
y de tiempo, esas fechas fijas de una vez al
año, son amaestramientos de los adultos, como
acordarse y festejar fechas patrioteras que
nada tienen que ver con sus necesidades de cada
día. Sólo a medida que se va dejando de ser
niño, se siente la urgencia de alejarse del
hogar.
GrahamGreene.—La
gente habla de la mayoría de edad. Eso no existe.
Cuando se tiene un hijo, está condenado a ser
padre toda la vida. Son los hijos los que se
apartan de uno. Pero los padres no podemos apartarnos
de ellos.
PTurina.—Son
los niños menores los que continúan anillados
a la familia. Y tanto, que se ha pensado en
el apadrinamiento de una familia sustituta para
niños huérfanos o abandonados, por lo que un
número de familias, aún teniendo hijos propios
aprenden a tener hijos postizos. La adopción
requiere ciertas condiciones y se estudian muy
bien las solicitudes para acceder a la entrega
de niños. Las parejas infértiles son las que
más se deciden por una adopción. El niño, aunque
esté amparado en una institución, no recibe
en el plano afectivo el cariño más adecuado
ni la preocupación personal, no compartida con
otros niños que no son sus hermanos.
SaraNavasDeSiefer.—Durante
el primer período de mi matrimonio no trabajé,
para poder dedicarme a mis dos niños chicos.
Luego ingresé a la carrera judicial, en parte
porque pide media jornada; así logré ocuparme
de mi casa y de mis hijos. Esto me permitió
incluso mantener ese equilibrio entre la dueña
de casa y la profesional que es absolutamente
indispensable. Las funciones del hombre y la
mujer son diferentes. La mujer como madre tiene
una función indelegable, pero esto nadie lo
quiere reconocer. Estamos logrando un tipo de
mujer muy próxima y propensa a la neurosis,
que vive una vida ficticia, a punta de tranquilizantes.
Esto, por conflicto entre los roles que la mujer
desempeña (dueña de casa y profesional) roles
que se desarrollan en un mismo período.
PTurina.—La
situación económica es un factor de tensión
en la pareja. Y entonces, la mujer debe contribuir
a ese tipo de necesidades que ayudan a resolver
problemas de dinero. Sólo que, desde que el
hombre ha perdido su condición de sostenedor
del hogar, han surgido otro tipo de problemas.
Nueve meses de embarazo en la mujer, es un largo
plazo de incomodidades, mucho más en la mujer
que trabaja. Si hasta la princesa Ana de Gran
Bretaña, que no está sujeta a deberes económicos,
dijo, en 1981, esperando su segundo hijo: “Es
incómodo estar embarazada”.
EvelyneSullerot.—La
planificación familiar equivale a un misterio
para los analfabetos. Les resulta imposible
expresar deseos personales respecto a su propia
fecundidad, que consideran sujeta al destino,
a la casualidad y a la naturaleza. Pensar en
tener los hijos deseados carece de sentido para
ellas, no lo entienden. Los médicos desde su
sitial de cultura, hablan, disponen las píldoras
pertinentes y piden a la población femenina
que acuda a los consultorios para enseñarles
a planificar la familia. Las incultas sencillamente
no acuden. Las letradas, en cambio, se convierten
en dueñas de su maternidad. En esta forma, las
mujeres ahondan la diferencia de sus destinos.
PTurina.—Aún
la mujer ansiosa, emancipada, despierta, que,
tiene condiciones para hablar, opinar, actuar,
desenvolverse, tiene capacidad de renuncia,
o tal vez sea connatural a su condición femenina
adecuarse por amor a circunstancias que no parecían
de su preferencia. En las matrículas universitarias
compiten casi por igual hombres y mujeres. Y
la competición se va desmoronando año por año.
Sólo algunas terminan su carrera. Si se casan
la abandonan. Si la terminan no la ejercen.
A pesar de que pueden participar en otras áreas,
sienten que en ellas entra un aspecto parcial
determinado y no lo más singular de su personalidad.
Retroceden para siempre en lo que son, o podrían
haber sido. Colette Gabeau al convertirse en
la esposa del pianista Witold Malcunzinsky decidió
no ser más concertista, en el concurso Chopin
de Varsovia, en 1937, y ser sólo la señora Malcunzinsky.
A Diana Menuhin, le ha bastado con ser la esposa
del eminente violinista Yehudi Menuhin. Desde
los tres a los treinta y cuatro años fue, primero
una incipiente bailarina, para convertirse después
en una destacada artista de ballet. Lució en
París y en Londres. El día que se casó abandonó
su carrera. Desde entonces, sus escenarios son:
la casa-refugio que disfruta en los descansos
con su marido, y aquellos desplazamientos de
los viajes —casi un centenar al año— en los
que siempre acompaña al mundialmente solicitado
intérprete. Sus hijos, casi han nacido en los
aeropuertos. Ella demuestra que su renuncia
y su elección, le han dado satisfacciones inherentes
a una mujer discreta y siempre disponible para
las exigencias de un hombre brillante. Onna
O’Neill, la última mujer del varias veces divorciado
Charles Chaplin, también supo ser la compañera
de un hombre genial, de carácter difícil y dominante.
Contra la voluntad de su padre —otro genio—
el dramaturgo norteamericano Eugene O’Neill,
se casó con un hombre mucho mayor que ella,
con hijos de anteriores matrimonios. Y supo
avenirse a las exigencias de ser madre de siete
hijos propios, de su matrimonio con Chaplin,
y de colaborar en cuanta exigencia pudiera presentarse
para dar felicidad. Gala, la esposa del pintor
surrealista Salvador Dalí, introvertida, de
pocas palabras, satisfizo el ego de uno de los
artistas más espectaculares. Supo ubicarse perfectamente
en un segundo plano, y dejarse colocar por él,
y no por ella misma, en el primero. Al preguntársele
a Salvador Dalí sobre su mujer ideal, dijo:
“Pero si todo el mundo lo sabe. Es Gala. Llevo
cuarenta años enamorado de ella”. No se puede
negar que a los maridos les encanta tener mujeres
pasivas. Henry Charriére, el autor de “Papillón”,
al preguntársele de qué mujer famosa (viva o
muerta) creía que podría enamorarse y por qué,
respondió: “No hay mujer famosa viva ni muerta
para mí. Hay una sola, sin discusión. Es mi
señora. Si yo debería enamorarme de otra tendría
que Ser la “doble”.
FranciscoColoane—Después
de su Dios está el marido.
PTurina.—Es
en la India, donde las condiciones mentales
de la tradición, que rigen, como en los países
árabes y otros lugares de la tierra, mantienen
prácticas poco acordes con nuestra formación
o nuestros adelantos.
FranciscoColoane.—Los
hechos siguen demostrando que la tradición,
las costumbres, la religión y la cultura no
se modifican con la dictación de normas o garantías,
a pesar de que vayan en beneficio de los distintos
grupos sociales. Así, tanto el “suttee”, la
dote, como el matrimonio por voluntad paterna,
siguen vigentes para un gran sector de la población
femenina de la India.
PTurina.—Prácticas
extrañísimas, como que el novio solo va al templo
a casarse.
FranciscoColoane.—No,
no hay novia en esta ceremonia. Pregunto a la
gente que me mira sorprendida, tal vez mi indumentaria,
mi cara de susto. No, la novia espera en casa
de sus padres donde se celebrará la verdadera
fiesta, como cuenta la tradición habrá llantos
y lamentaciones en el momento que ella abandone
su hogar e ingresé al del marido.
PTurina.—Las
manifestaciones en contra de la práctica de
que la familia del esposo ordene que la esposa
debe quemarse, no han eliminado en toda la India
este horror.
LuisAlbertoGanderats.—En
una reciente encuesta hecha por la Agencia Matrimonial
Municipal de Tokio reveló que el ochenta por
ciento de las mujeres mayores de treinta años
siguen creyendo que el matrimonio no es la unión
de dos personas, sino el lazo solemne entre
dos familias. En Asia el matrimonio es un contrato
práctico y no un acto de amor.
PTurina.—Nadie
pone en duda, entre nosotros, que la familia
hace vibrar cuerdas emocionales. Las preocupaciones
mutuas no faltan. Las escenas familiares de
cohesión reúnen a tíos, tías, cuñados, sobrinos,
primos. Familias dispersas o desunidas se reúnen
por conmemoraciones, bodas, bautizos, duelos.
Se congregan para recibir a un viajero, para
celebrar un onomástico, un cumpleaños, un aniversario
matrimonial. Esos momentos sirven para demostrar
que hay un llamado que entrama los más diversos
hilos para formar una misma tela. Otra demostración
es ir a un aeropuerto y observar a los viajeros
que se van o llegan del extranjero, y, a la
familia que los despide o los espera. Es conmovedora
la alegría de los niños que ven llegar, a sus
padres, o a uno de ellos, o el marido a la mujer
o viceversa, las abuelas a los nietos, los hermanos,
la parentela toda. El nerviosismo de afecto
es evidente, los lazos unificadores, la necesidad
de las presencias. Si el plazo de ausencia ha
sido más o menos largo los rasgos físicos que
indican cambios son los primeros que conmocionan.
Los abrazos, los besos, los palmoteos, se suceden
como diciendo “qué dicha de estar juntos”. Si
el viaje distanciador se inicia, no faltan las
lágrimas de despedida, los rostros atribulados,
por enorgullecedor que sea el motivo de la ausencia.
El que se va como el que se queda, sufre un
vacío, y ese desmembramiento del grupo familiar
produce nostalgia y desasosiego.
LolaHoffman.—Siempre
vivimos con mi suegra, una tía y mi cuñado.
Tuve dos hijos y este hecho de vivir en una
familia extendida favoreció la educación de
mis niños. De ninguna manera me considero la
madre ideal, pero mis hijos vivieron en una
extraordinaria atmósfera o cariño con abuelita
y tíos que se preocuparon de ellos.
|