Ensayos
Pepita
Turina
SOMBRAS
Y ENTRESOMBRAS DE LA POESÍA CHILENA
Editorial. Barlovento, Santiago
de Chile 1952, pp. 74.
El
sentido espiritual de ROSAMEL DEL VALLE
En
la estirpe de los poetas difíciles está también el
amigo íntimo de Humberto Díaz Casanueva; ROSAMEL DEL
VALLE, obscuro entre los obscuros, que ha producido
una ingeniería poética de túneles subterráneos, como
cerrados bajo siete llaves como siete son los cielos;
si se pierde una de ellas se pierde seguramente un
cielo y se vaga, enceguecido y descontento,
¿Cuál
es la melodía de Rosamel del Valle?
¿Cuál
su sentido? Coge la materia poética y no la versifica
sino que hace poesía. Versificar no es hacer poesía.
Lo que importa en este resultado es su esencia y su
forma, es decir el sentido espiritual de un individuo.
Arranquemos
de esta tiniebla poética dos retazos pasionales-amorosos.
Pertenecen a "Orfeo", el libro penúltimo:
"El
amor es distinto de un cuerpo a otro,
de
una copa a otra copa.
El
hechizo está naciendo siempre, la boca arroja nuevas
llamas.
Donde
hemos separado la cabeza es sólo una puerta abierta.
Y
si todo comienza, todo debe seguir.
Yo
soy el tiempo y crezco de noche como las enredaderas.
Puedo
hacer que el templo de mi sangre cambie el color de
sus columnas;
Puedo
acallar los órganos a cuyo sonido despiertan el Hombre
y el Angel.
Yo
soy el Amor y sobre toda la Vida,
pues
soy el que abraza y el que sepulta.
Y
para que todo siga, Eurídice es mi muerte".
"Ningún
arte mejor; ningún juego mejor que nuestra boca en
tu boca.
Ningún hervor como el de nuestro cuerpo en el tuyo.
¡Orfeo! ¡Orfeo! Vacía tu copa de hielo sobre las llamas,
No son las que has visto; no queman, no devoran, no
hunden.
Dan lustre a los cuerpos abrazados. Son el amor que
hierve y lame.
El amor de la espalda en tempestad, del vientre socavado.
Algo como la lámpara que te trajo por playas y tinieblas.
La luz misma, en fin, Orfeo. ¡La que apenas tuvo para
sus pasos Eurídice!"
Son
otras mujeres las que así llaman a Orfeo, y él sólo
añora a Eurídice, la esposa, a quien ha ido a buscar
al infierno. Orfeo ha estado en las tinieblas infernales,
ha descendido a ellas buscando a una mujer, la suya,
a quien pierde, a pesar de todo, al acercarse a la
luz, y por eso, las solicitantes del amor del esposo
le dicen "Ningún arte, mejor, ningún fuego mejor
que nuestra boca en tu boca…"
Rosamel
del Valle esta vez ha escrutado una mitología para
alcanzar una expresión; la misma mitología que sirvió
a Jean Cocteau para realizar una extraña película
con artificios cinematográficos pocos comunes y que
define cómo el poeta amando a la mujer, la pierde
por escuchar las obsesiones de su inspiración artística.
El
escritor encarna "creencias y actitudes ante
la vida". "El mundo que veía no era el que
me acababan de poner frente a los ojos, sino el que
yo tenía" — dice Rosamel del Valle en una página
del libro en prosa de 1946 "Las llaves invisibles".
Como
un devenir en un desvenir que todavía a nadie le ha
sobrevenido, cada uno es el origen y lo original de
un destino. La historia no se repite. Todo se parece
y nada es igual a nada.
Si
tan fácil fuera responder a los que preguntan y a
los que dudan, no habría arte difícil no arte de minoría,
y el aprendizaje de todo sería cuestión de una o dos
frases explicativas ¿para qué más?
Para
que ir diez años al colegio, para que estudiar otros
diez una carrera universitaria, para qué tantos años
de aprendizaje y tarea eterna, si todo lo grande,
lo difícil, lo profundo, lo extenso, lo complejo,
lo formativo, se puede explicar en una frase simple
al alcance de cualquier entendimiento.
Si
no estudiamos álgebra no sabemos resolver problemas
algebraicos, y menos sus cantidades en abstracto,
Pero
siendo apenas mirones del arte, queremos resolver
fácilmente sus problemas.
El
arte no tiene por qué ser problemático ni algebraico;
no debe serlo — se alega. Es una audacia alegar así.
Proponer una limitación a lo sin límites.
Cada
individuo es una fórmula, un experimento que puede
formar relaciones infinitas con el universo. Cada
ser representa un sistema, una especie, un resultado.
Hay tantos conceptos como hombres, Cualquier obra
de arte tiene verdades diferentes, El mundo que percibimos
es hipotético; siempre puede ser reemplazado por otras
realidades. Para explicar lo que nos rodea, para explicarnos,
construimos expresiones. Y el sistema del poeta no
es ilógico, es poemático.
Si
la respuesta cupiera en una sola frase, si los aprendizajes
no llevaran en la predisposición natural cierta equivalencia
intuitiva, estudiosa o atractiva, yo quisiera dar
aquí la respuesta inmediata.
En
hacer sentir a otros lo que se siente reside la dificultad,
El
arte tiene un sentido de lo oculto, de lo que existe
de alguna manera (aunque sea como mito) y que se expresa
por medios representativos en imágenes o símbolos
infra-reales o super-reales.
El
proceso del arte es hasta cierto punto inexplicable.
Quien no lo entiende es inepto para el misterio.
El
arte tiene recursos de otra índole que la realidad,
Cuando se quiere expresar el espíritu no se puede
hacer arte con lo que fácilmente se ve.
Jean
Paulhan, en su libro titulado: “La pintura moderna
y el secreto mal guardado” ha escrito así: “Al que
considera que no deben pintarse vacas verdes ni hombres
con garras de cangrejo no merece siquiera una respuesta
seria. Mañana reprochará a Fra Angélico el haber pintado
ángeles, a Delacroix el haber pintado la Libertad”.
Cuánta
razón tiene. En tantos diplomas está La Fama, una
mujer con túnica y trompeta. ¿Es así La Fama?
El
Demonio, Los Angeles, el Viejo Pascual, tienen una
figura reconocible que alguien inventó y la damos
por existente y por exacta,
Quién
ha visto un ángel y por qué aceptamos que sean así
como nos los han dado los pintores; con alas, con
vestiduras y cabellos flotantes.
Los
artistas crean imágenes, símbolos. ¿Por qué pedir
una verdad lógica? Venimos del caos. El caos es el
origen de todo y cada uno lo ordena según su orden.
Idiotas o superdotados, o ni lo uno ni lo otro, somos
originales. Nadie nos ha igualado. Nadie nos igualará
ahora ni nunca, en poesía ni en nada.
La
literatura no es más que experiencia individual. Nadie
escribe por otros, aunque sí para otros, pero no para
todos. El botánico y su verdad de la hoja, no nos
da en los esquemas ni en los gráficos de sus investigaciones
la verdad de la hoja que nosotros vemos simplemente
al pasar, Y las dos son auténticas. La vida y su integridad
se ofrecen a todos y cada uno las coge según su emotividad
y según su calado estudioso,
El
lector común, alma y espíritu inciertos, trata de
disminuir el valor de esta poesía. Y. a pesar de todo,
ha sido comunicada a muchos ya, para negarla.
Disminuir
el valor de una obra de arte porque no ha llegado
a todos, no tiene razón de ser.
El
sistema neuronal de los poetas es así porque es así.
Alguien
escuchó a Pablo Picasso cuando le preguntaba al mozo
de un restaurante parisiense que el célebre pintor
frecuentaba, lo que pensaba de sus cuadros.
—Pues
—dijo el mozo— no siempre los entiendo.
—Bien
—observo Picasso— ¿tú hablas chino? ¿No? Fíjate que
hay 500 millones de personas que lo entienden.
Existe
contra los poetas obscuros, que ponen en uso la actividad
de las imágenes, que coleccionan rompecabezas y cultivan
nebulosas, cierto ensañamiento. Y lo obscuro, en la
mayoría de los casos, tal vez sea lo intrasitado,
más que lo intransitable.
La
percusión y el destino de esta poesía no es para que
los que no quieren o no saben husmear y carecen de
la destreza suficiente para resolver situaciones nuevas.
Cada poeta necesita su forma, necesita decir su poesía
de algún modo, haya o no haya un mundo dispuesto a
entenderle.
El
poeta es un ser eminentemente intelectual, sea o no
inteligente. Intelectualidad no es sinónimo
de inteligencia. Intelectualidad es actitud y disposición
teorética. Esto no quiere decir tampoco que falte
una relación psicológica con el resto del mundo. Pero
una gran mayoría piensa demasiado en función de la
práctica. El hombre primitivo era materialista, y
los que no distinguen ni aprecian el sentir subjetivo,
¿es porque carecen todavía de la suficiente evolución
intelectual o son reacios a cultivarla?
Debemos
creer que Rosamel del Valle resuma honradez intelectual
y que su estilo concuerda con su temperamento. Su
estilo... no digamos que es así porque es moderno
o porque trata de serlo, Su estilo es una actitud
mental propia, una actitud mental-emotiva que no concuerda
con millares de lectores, pero que ha hecho sentir
a otros su hálito poderoso.
Esta
es la poesía de la auscultación, no la de la espontaneidad
rutilante de una estrella que cae.
No
es esta la poesía que distrae, que es como un juego
y una galantería y un pasatiempo espiritual al fácil
uso del amor, del claro de luna y de la imaginación
frívola o sentimental, Ni lágrimas, ni suspiros, ni
sonrisas, ni simplicidades vivaces y tiernas se encuentran
en la forma de esta poesía de ciencia o consciencia
de la vida interior y sus fantasmas.
La
más profunda substancia interior en la expresión que
la da a luz, entrega la propia entraña con un prodigio
de relación con sus dimensiones interiores.
Acordémonos
que la sombra es más intensa mientras más intensa
es la luz del sol, y mientras más cerca estemos de
él, y que lo que fue verdadero ayer puede no serlo
hoy.
Rosamel
del Valle es un poeta escrutador, No nos esclarece
las causas, pero define el sentido de ciertas cosas;
con esa desesperanza del que sabe, por inteligencia
vigilante, que hay más allá, siempre más allá, un
arte original que se abre fuera de la verdad táctil.
Su cualidad es el estilo que atesora pensamientos
hondos, orgánicamente poderosos, que inducen a la
reflexión. Es un módulo interno el que da ese resultado,
Todo
lo que brota del espíritu humano como aventura, como
expresión, viene de lo obscuro; viene de las transformaciones.
Traer a luz es una misión enorme; es extraversión,
es automanifestación, es interpretación, es autorrealización.
Moverse
y actuar en lobreguez amorfa no es tan intenso como
hacer arte; un arte de eficiencia revelativa o de
la teoría que puede sustentar. El arte, más que nada,
es monólogo. Y puede ser un monólogo no solitario
sino altamente comunicativo,
No
todos pueden ser poetas claros y gustables. El caos,
entonces, que tanto existe, no tendría sus poetas.
Los sembradores de modernidad, lo sembradores de tinieblas
eligieron su senda y hay quienes les siguen.
El
sabor de la poesía, como el de los alimentos (al fin
y al cabo es un alimento espiritual), la belleza y
la fealdad son formas del pensamiento, son la emoción
sensorial que se nos traduce en juicio.
Cuántos
comen membrillos y limones sin arrugarse y los encuentran
deliciosos. Mientras que algunos no soportan lo mucre
y lo ácido, para otros significan agrados y no desagrados.
Los
condimentos; la cebolla, el ají, la pimienta, la sal,
el ajo, las yerbas aromáticas, son intensos agrados
o intensos desagrados, según quien los guste y a quien
les disguste.
El
silencio y el ruido, la claridad y la penumbra, todas
las cosas y los sistemas tienen partidarios y detractores.
¿Por qué negar o querer destruir lo que no nos gusta?
Ni siquiera Dios se ha dedicado a hacerlo. Omnipotente,
ha dejado que existan los que no creen en él. Pudiendo
hacerles hacer lo que él quiere, les ha dado libre
albedrío. Pudiendo salvarles a todos ha dejado que
muchos se condenen.
Dejemos
al artista libre en su trance de mostrar algo que
él ha descubierto o cree descubrir.
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