JUEGO
CON SU NOMBRE.
Por
Miguel Gómez Herrera (1897-1939)
[Poema
dedicado por su primer marido, en el texto ocupo pocas mayúsculas
en él nombre, esta copiado textual.]
Diario
El Heraldo de Ñuñoa, Santiago de Chile, Año II, Nº 94, 8/5/1937,
p. 6
Diario
El Heraldo de Ñuñoa i Providencia. Santiago de Chile, 1939
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Pepita,
la pepitiña.
perla pepita de almendra,
plato lleno de almendrada,
clara esencia de tus voces,
las hermanas están tristes
desde que tú las dejaste,
Josefa en el baptisterio,
Pepita la valdiviana.
Te han traído la alhucema
los deseos de tu madre
que
te mira niña, niña
perdida
allá en el recuerdo
pascual
del mes de diciembre;
te
montan un borriquillo,
te
mecen cien mil columpios,
te
llevan por la alameda
para
acunarte tranquila
como
cuando nena eras.
Desde
que tú lo dejaste
los
senderos se han dormido.
Despierta
aurora que el día
te
espera bajo los árboles.
Cogeremos
más palabras
para
el romance sin rima
para
nombrarte i nombrarte
ritmo
tu eufonía.
Fresca,
pura, rosa, rosa,
pepa
sin ojos de almendra,
naricita
yugoeslava,
manos
locas en el piano,
junco
triste, cielo austral,
en
le jardín las camelias
en
tu delgada cintura
pepita
la pepitiña
Frutino
sin su vergel,
rosa
sin su rosaleda,
jazmín
sin la jazminera,
manzana
sin su mejilla,
agüita
de la corriente,
pendiente
de la corriente
corriente
que se moría
alguna
vez en el valle.
Bajo
el toldo de esta encina,
alrededor
de esta mesa,
te
aguardan las pepitorias
pepita
la pepitiña.
Carro,
buque, rueda, argolla
arrea
por la ensenada
camino
de la esperanza,
crucero
de mi contento,
eufonía
que se eleva,
canto
que no tiene verso,
delicia
sin alborozo,
alborozo
de su nombre!
Frente
a frente, mano a mano,
yo
te pongo un traje de oro,
yo
te quito tu vestido
i
te miento por tu nombre:
yo
te llamo pepilinda,
pepa
crecida en mi amor,
bolita
de los rosarios,
cuenta
que no tiene fin,
final
de mi cuento viejo,
pepa,
pepita, pepoña,
pepita
la sin pepita,
pepita
la valdiviana,
oro
del río Valdivia,
ya
se acabó la canción
.
para
empezarla mañana!
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