PEPITA
TURINA: “MULTIDIALOGO SOBRE. EL MATRIMONIO, LA FAMILlA
Y SUS PRISMAS”.
Nascimento. 1985.
Filebo
[Luis Sánchez Latorre]
Diario Las
Últimas Noticias (El rincón de los libros),
Santiago de Chile, domingo 15/9/1985, p. 13
|
Es
interesante el recurso del contrapunto/ imaginario (no del todo, por cierto,
no del todo) que Pepita Turina ha escogido para articular sus reflexiones literarias.
Apoyada en lecturas de vasta índole, tanto de libros, de revistas como de diarios,
donde a veces el grano y la paja se confunden, esto es, sin fijarse mucho en
la procedencia cultural e histórica de sus “interlocutores”, Pepita Turina va
explanando, a manera de un parlamento teatral, sus ideas acerca de un tema determinado.
Pepita
Turina representa, dicho sea de paso, el caso muy particular de la mujer que
otorga prioridad al pensamiento en las letras chilenas. El de la inteligencia,
entendida ésta no como una forma de espionaje político, sino como una expresión
de trabajo altamente moralizador de las neuronas, suele constituir problema
secundario en nuestra literatura femenina. Las poetisas, por ejemplo, han dado
en llamarse “poetas”, pero su sensibilidad sigue siendo la de “poetisas”. El
instinto y el influjo del sistema del gran simpático dominan en amplitud el
espectro de las creaciones femeninas. Aparte el caso de Carla Cordua y lo que
en su tiempo encarnó Amanda Labarca en el orbe intelectual de Chile, no recordamos
otro aporte macizo de la mujer al campo de la especulación filosófica o ensayística.
Pepita
Turina traduce a este respecto una excepción. Atraída
a fondo por los avances del desarrollo cortical del
hombre, en medio de una literatura sensibilizada hasta
el tuétano por el dominio, del “instinto”, la inspiración
ciega y el repentismo, se atreve a situar su punto
de mira en los frutos del cerebro. Dialogando con
indisimulada pasión (siempre, tarde o temprano, se
paga tributo al feminismo a fin de cuentas), enzarzada
con Sartre, con Alone, con Simone de Beauvoir, con
André Gide, con Jules Renard, con Igor Stravinsky,
Pepita Turina reconoce que “el matrimonio y la familia
poseen flancos criticables y que allí asestan sus
golpes los enemigos”. Reparemos en que André Gide,
ilustre uranista, vociferó: “Familias, os odio”. Y
que el bienhumorado misántropo de aldea Jules Renard
recordó que “no todos tienen la suerte de ser huérfanos”.
Frente
a estos ataques, Pepita Turina pregunta: “Los solteros normales tienen que tener
relaciones sexuales. ¿Son mejores las del prostíbulo, o las del automóvil, o
las de la casa de cita? Le contesta el mismísimo San Pablo (antiguo Saulo de
Tarso): “Es bueno para el hombre no tocar a la mujer, pero si no tiene dominio
sobre sí mismo, que, se case, porque es mejor casarse que quemarse”. |